En la localidad de Tandil, en la provincia
argentina de Buenos Aires, hasta comienzos del siglo veinte, existió una
piedra muy singular. Un
roca que misteriosamente oscilaba sobre un despeñadero. Y que parecía que se hallaba a punto de precipitarse cuesta bajo. Sin embargo, de manera misteriosa, la piedra se mantenía en mágico equilibrio. Esta rareza de la
naturaleza atrajo durante mucho tiempo a miles de curiosos visitantes. Pero, una vez, en febrero de 1912, la piedra cayó, de manera tan enigmática
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