CAÑETE: 7-CAÑETE (AL-QANNIT) CUENCA...

7-CAÑETE (AL-QANNIT) CUENCA
Finalmente el Emperador Carlos I pudo ayudar a Cabrera a recuperar su marquesado iniciando una feroz represión.
Los marqueses de Cañete pasaron varios siglos y de las misiones en Ultramar pasaron a la Corte al servicio de los Reyes y otros se trasladaron a Cuenca donde empezó a residir el linaje en su dedicados a atender sus grandes propiedades y cargos en la Administración urbana
Cañete en la Guerra de Sucesión a comienzos del siglo XVIII se produjeron muchos destrozos en Cuenca y en otros puntos de la provincia.
Durante el siglo XVIII se produjo un gran crecimiento demográfico seguido de un periodo de prosperidad económica para la Serranía de Cuenca.
La ganadería se soportó una profunda crisis en el siglo XVII, se desarrolla y tomó un profundo impulso que repercute en la población.
A comienzos del siglo XIX se producen una serie de acontecimientos que afectarían notablemente al territorio de Cañete.
La Guerra de la Independencia inició un periodo de inestabilidad política que habría de extenderse hasta el año 1875.
Durante este periodo el Marquesado de Moya se levantó en armas contra los invasores franceses y el general francés Coulincourt tras vencer a la resistencia, se degeneró en una guerra de guerrillas donde tuvieron protagonismo Juan Martín “El Empecinado” donde sus correrías y la de otros guerrilleros fueron conocidas en la provincia.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En 1813 se constituye en la Diputación Provincial de Cuenca creada en 1833 en la Reforma Administrativa de Javier de Burgos donde integra a Cañete en la provincia de Cuenca provocando la disolución y la abolición del Fuero.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Tras la definitiva la derrota definitiva de Napoleón, Cañete tendrá nuevamente un papel importante en el desarrollo de la Primera Guerra carlista y Cañete se levanta en lealtad de la causa carlista frente a Moya que se apostó por la causa liberal.
Aunque Cañete no era afín a las ideas absolutistas pero su proximidad con Teruel y Chelva, nidos carlistas no evitaron que fuese ocupada por el general Ramón Cabrera, el conocido como el Tigre del Maestrazgo.
Cañete fue un baluarte carlista hasta que fue recuperado por las tropas de Isabel II terminando con el período de inestabilidad y la penuria economía provocada por el cierre de las rutas y la pérdida de hombres destinados a la guerra.
En las siguientes Guerras carlistas Cañete tuvo poco protagonismo y solamente en la tercera guerra en la toma de Cuenca pero tras la paz se alejaron de Cañete los conflictos armados.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Cañete es ocupada por el bando republicano.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Durante la Guerra civil (1936-1939) se mantuvo con la presencia republicana por tener cerca el frente Teruel y toda la zona oeste estaba fortificada.
Al final de la guerra tuvo en este término de mucha incidencia la actividad de la guerrilla antifranquista (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón) haciéndose célebres los sitios de Moro Gorrino y Cerro Moreno, en este último hubo un combate en 1949 donde se redujo notablemente la acción de los maquis en esta zona aunque sobrevivieron hasta el 1958.
Tras la guerra civil y los años de posguerra de penuria Cañete después de una población de 1841 habitantes en 1940, se produce el fenómeno de la emigración a otras zonas de España y en el período entre el 1960 y 1970 pierde cuatrocientos habitantes y su flujo se detuvo en 1980 cuando habían desaparecido casi un millar de personas.
En la actualidad Cañete dispone de una población dinámica y da muestra de una recuperación discreta y constante con bases muy diversificadas en la actividad comercial que la mantiene como centro de su comercio. Está pendiente el desarrollo del sector turístico.