Reflexión
Voy a omitir los nombres de las personas para que nadie se moleste.
Frisaba yo la edad de diecinueve años cuando me vine de la aldea de Haro para servir en la misma casa de los Sres. Lodares pero en el pueblo que también tenían labor y al principio me costó hacer el cambio, porque no querían que me viniese a servir al pueblo, pero el mayoral del pueblo tenía por costumbre coger a sus zagales el año que se iban a la mili.
Pues yo confieso que estuve muy a gusto sirviendo en el pueblo, aunque todas las noches tenía que ir acostarme a la cuadra, pero lo llevaba bastante bien. Y resulta que en uno de los temporales subió el mayoral a casa de los amos y la cocinera que era una señorona y además se lo tenía creído, pues la acompañaban tres doncellas que eran las que limpiaban la casa a más le ayudaban en la cocina a la cocinera.
La cocinera sra. C.. cuando vio a mi mayoral le dijo que a ver si le podía mandar al zagal que le mandaría un trabajo, cuando el mayoral llegó al corralón que es donde tenían la labor estos señores y es donde un servidor estaba sirviendo me dijo el mayoral que subiese a casa de los amos que la señora C. que era la cocinera tenía un trabajo para mí.
Cuando subí y me presenté a ella me hizo una y mil pregunta diciéndome que había tenido mucha amistad con mi abuela que ya no estaba en este mundo, pues tuve que darle pelos y señales quién eran mi padres la tía era una preguntona y una descarada y cuando termino me llevo al patio y me dijo lo que tenia que hacer que era partir leña y raíces.
Cuando termine me despedí de ella sin que me diera las gracias pues parecía que si le hubiese estado yo agradecido a ella. Cuando llegué a donde estaba mi mayoral le dije todo lo que me había preguntado y el mismo me dijo que era una descarada que se lo tenía muy creído.
Bueno pues pasaron los meses y llegó el verano y un día que iba a acarrear se me incoó una raspa de cebada en el ojo, pues con el dolor que tenía llegue al pedazo cargue y llegue a la era solté los ramales y me fui a mi casa y cuando llegue le dije a mi madre vaya dolor madre que tengo en el ojo.
Pues con las misas fuimos al medico y me acuerdo de que el doctor sacó una tijera le puso un algodón y quería sacarme la espina del ojo con aquel método y yo cabreado le dije que no me tocara, entonces el me dijo que tenía que arreglar los papeles e ir a Cuenca al oftalmólogo. Pues con las misma mi madre y yo fuimos a casa del amo que es donde estaba el mayordomo, pero al llamar a la puerta salió la señora cocinera C. y nos dijo que es lo que queríamos y mi madre le dijo que íbamos a ver al mayordomo porque teníamos que arreglar los papeles porque teníamos que ir a Cuenca.
Y la tía entonces nos dijo es que tu hijo esta sirviendo en esta casa de labrador, entonces la tía no me conocía, después de a verle dado pelos y señales cuando estuve partiéndole la leña vaya figura que siempre iba tan repeinada con un gran moño porque todo los días iba la peluquera a peinarla.
Cuando subimos al despacho el mayordomo que ya nos conocía y era muy campechano nos dijo que es lo que necesitábamos y mi madre le dijo que teníamos que ir a Cuenca a que me sacarán la espina del ojo pues nos arregló lo papeles y después cogimos un coche y fuimos a Cuenca.
Y me acuerdo de que cuando llegamos a la consulta del oftalmólogo me sentó en un sillón y me miro el ojo y le dijo a la enfermera que tenia al lado que por cierto era joven y muy guapa mira donde esta la espina y me la saco sin hacerme daño después nos volvimos al pueblo y estuve dos días convaleciente. Y luego emprendí otra vez el acareó con mejor suerte, pero vaya lo mal que lo pase.
Moraleja hay personas por el mundo que nunca agradecen lo que les hagas porque están muy endiosadas.
13-08-24
Voy a omitir los nombres de las personas para que nadie se moleste.
Frisaba yo la edad de diecinueve años cuando me vine de la aldea de Haro para servir en la misma casa de los Sres. Lodares pero en el pueblo que también tenían labor y al principio me costó hacer el cambio, porque no querían que me viniese a servir al pueblo, pero el mayoral del pueblo tenía por costumbre coger a sus zagales el año que se iban a la mili.
Pues yo confieso que estuve muy a gusto sirviendo en el pueblo, aunque todas las noches tenía que ir acostarme a la cuadra, pero lo llevaba bastante bien. Y resulta que en uno de los temporales subió el mayoral a casa de los amos y la cocinera que era una señorona y además se lo tenía creído, pues la acompañaban tres doncellas que eran las que limpiaban la casa a más le ayudaban en la cocina a la cocinera.
La cocinera sra. C.. cuando vio a mi mayoral le dijo que a ver si le podía mandar al zagal que le mandaría un trabajo, cuando el mayoral llegó al corralón que es donde tenían la labor estos señores y es donde un servidor estaba sirviendo me dijo el mayoral que subiese a casa de los amos que la señora C. que era la cocinera tenía un trabajo para mí.
Cuando subí y me presenté a ella me hizo una y mil pregunta diciéndome que había tenido mucha amistad con mi abuela que ya no estaba en este mundo, pues tuve que darle pelos y señales quién eran mi padres la tía era una preguntona y una descarada y cuando termino me llevo al patio y me dijo lo que tenia que hacer que era partir leña y raíces.
Cuando termine me despedí de ella sin que me diera las gracias pues parecía que si le hubiese estado yo agradecido a ella. Cuando llegué a donde estaba mi mayoral le dije todo lo que me había preguntado y el mismo me dijo que era una descarada que se lo tenía muy creído.
Bueno pues pasaron los meses y llegó el verano y un día que iba a acarrear se me incoó una raspa de cebada en el ojo, pues con el dolor que tenía llegue al pedazo cargue y llegue a la era solté los ramales y me fui a mi casa y cuando llegue le dije a mi madre vaya dolor madre que tengo en el ojo.
Pues con las misas fuimos al medico y me acuerdo de que el doctor sacó una tijera le puso un algodón y quería sacarme la espina del ojo con aquel método y yo cabreado le dije que no me tocara, entonces el me dijo que tenía que arreglar los papeles e ir a Cuenca al oftalmólogo. Pues con las misma mi madre y yo fuimos a casa del amo que es donde estaba el mayordomo, pero al llamar a la puerta salió la señora cocinera C. y nos dijo que es lo que queríamos y mi madre le dijo que íbamos a ver al mayordomo porque teníamos que arreglar los papeles porque teníamos que ir a Cuenca.
Y la tía entonces nos dijo es que tu hijo esta sirviendo en esta casa de labrador, entonces la tía no me conocía, después de a verle dado pelos y señales cuando estuve partiéndole la leña vaya figura que siempre iba tan repeinada con un gran moño porque todo los días iba la peluquera a peinarla.
Cuando subimos al despacho el mayordomo que ya nos conocía y era muy campechano nos dijo que es lo que necesitábamos y mi madre le dijo que teníamos que ir a Cuenca a que me sacarán la espina del ojo pues nos arregló lo papeles y después cogimos un coche y fuimos a Cuenca.
Y me acuerdo de que cuando llegamos a la consulta del oftalmólogo me sentó en un sillón y me miro el ojo y le dijo a la enfermera que tenia al lado que por cierto era joven y muy guapa mira donde esta la espina y me la saco sin hacerme daño después nos volvimos al pueblo y estuve dos días convaleciente. Y luego emprendí otra vez el acareó con mejor suerte, pero vaya lo mal que lo pase.
Moraleja hay personas por el mundo que nunca agradecen lo que les hagas porque están muy endiosadas.
13-08-24