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BELMONTE: LAS VOCES DEL SILENCIO...

LAS VOCES DEL SILENCIO

Puede ser que “El Silencio” sea la mejor herramienta para combatir la ansiedad.

Está demostrado científicamente, tras numerosos estudios publicados en
los últimos diez años que “el silencio” activa la memoria, reduce la
ansiedad y mejora la concentración.

El silencio nos fascina, pero también nos incomoda... Tanto que, en un
experimento en 2014, Timothy Wilson, un psicólogo de la Universidad de
Virginia, dejó a los voluntarios solos en una habitación. Podían
enfrentarse al silencio o presionar un botón que les administraba una
dolorosa descarga eléctrica. El 67% de los hombres y el 25% de las
mujeres acabaron por dársela, en vez de aguantar el silencio. “Esto
demuestra cuán aterrador puede ser el silencio para la mayoría de
nosotros hoy”.

También existe otra investigación en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Duke, en la que se evaluaron las respuestas de los
ratones ante sonidos de sus crías con la Sonata en Do mayor de Mozart,
con Sonido Ambiental y... Silencio. Aunque partían de la hipótesis de
que los sonidos de los cachorros darían los mejores resultados, fue
“el silencio” lo que provocó la respuesta más fuerte en los animales.
Escuchar el silencio aceleró en ellos de manera significativa el
crecimiento de células cerebrales vitales y cognitivas así como su
comportamiento general.

El Silencio no es sólo la ausencia de ruido, sino que se trata de una
presencia que nos puede brindar energía y una conexión profunda con
nosotros mismos y con la naturaleza. Es interesante reseñar que “el
silencio” es importante para nuestro bienestar personal y colectivo,
también el cómo encontrarlo en nuestro mundo ruidoso es importante. Es
una realidad que estamos en un mundo cada vez más ruidoso. Esto no es
una falacia, sino un hecho demostrado. El mundo es mucho más ruidoso
que nunca. Primero, está el ruido auditivo: más coches en las
carreteras, más aviones en los cielos, más electrodomésticos y todo
tipo de aparatos zumbando, entre ellos los móviles y el “exceso de
información”, al que yo califico como el más grave de los ruidos.

Todo esto tiene serias implicaciones para concentrarnos en lo que nos
importa y, más aún, para generar paz interior. El silencio nos permite
vivir en el momento presente. En el “aquí y el ahora”.

Todo el ruido, interno o externo, nos dificulta vivir en el ahora y en
consciencia plena. El ruido puede interferir con lo que podría ser
nuestro mayor objetivo: “elegir conscientemente cómo pasamos nuestro
tiempo en este planeta”.

Entre los beneficios demostrados del silencio podemos indicar que nos
ayuda a mejorar la memoria, la concentración y la atención, además de
disminuir la ansiedad y la depresión. Entonces el mensaje podría ser:
“Limítate a escuchar”. Sólo escucha, sin etiquetar ni juzgar. Regálate
unos minutos de paz mientras lo haces, respira de forma tranquila y
consciente. “Al apreciar el silencio y el espacio en un solo momento,
podemos descomprimir el tiempo y entender que las respuestas están en
el silencio”. “El Sonido del Silencio”, cantaban Simon and Garfunkel
en los 60, en una canción que dio la vuelta al mundo y otra canción,
también de los 60 se titulaba “El Silencio es Oro” con The Tremeloes.
¿Por qué no escucharlas y cantarlas hoy? Como sugerencia: obtener su
traducción y leerlas con un particular silencio interior podría llegar
ser una incitación a “mirar el silencio” y/o “admirar el silencio”,
para aprender de él y con él.

El problema es que muchos hablamos y hablamos y nunca nos encontramos,
ni con nosotros mismos ni con el núcleo dorado de nuestro interior. No
podemos cambiar la naturaleza humana, pero sí podemos aprender a
protegernos contra lo que puede ser contraproducente en nuestras
vidas.

El Silencio, a su debido tiempo, es una valiosísima protección. Los
sabios siempre han elogiado el valor del silencio. Y es que “la
palabra es plata, pero el silencio es oro”.

Tenemos que aprender a utilizar “El Silencio” como una vía de conexión
con uno mismo y con los demás, pero sobre todo, como condición
indispensable para la verdadera escucha interna y al otro.

Ofrecerás de esta forma tu amistad, comprensión y solidaridad.

Pasamos gran parte de nuestra vida buscando la felicidad sin ver que
el mundo a nuestro alrededor tiene algunas cosas para disfrutarlas.
Estar vivos y caminar por la Tierra es todo un milagro y, sin embargo,
la mayoría de las personas persiguen una cosa tras otra para gozar de
una mejor situación.

La belleza nos está llamando cada día, a cada hora, pero raras veces
le prestamos oídos. El silencio interior es esencial para poder oír la
llamada de la belleza y responder a ella. Si en nuestro interior no
hay silencio, si nuestra mente, nuestro cuerpo, están llenos de ruido,
no oiremos la llamada de la belleza. Si en nuestra cabeza está siempre
sonando el llamado ¡PSP!: Pensar Sin Parar; es cuando nuestra mente
estará llena de ruido, por eso no podemos oír la llamada de la vida,
la llamada del amor. Nuestro corazón nos está llamando, pero no lo
oímos. No tenemos tiempo para escucharlo.

Es fácil quedarnos apresados en el pasado. También nos dejamos llevar
por el futuro. Una persona que esté preocupada y asustada por el
futuro está tan atrapada en él como otra anclada en el pasado.

La ansiedad, el miedo y la incertidumbre que nos provoca el futuro nos
impide oír la llamada de la felicidad y del silencio. En la ansiedad
la mente va más rápido que la vida: aparece el agobio.

Aunque intentemos vivir el presente, muchas veces tenemos la cabeza en
otra parte y creemos que nos falta algo, sentimos un vacío en nuestro
interior. Anhelamos o esperamos que ocurra algo que nos alegre la
vida.

Respirar durante dos o tres minutos conscientemente te permite darte
cuenta de que estás vivo, que estás aquí. Que existes. Entonces, es
cuando el ruido de tu interior desaparece y notas una espaciosidad
inmensa, muy poderosa y elocuente. Solo estar.

«Estoy aquí. Soy libre. Te oigo» Estoy realmente aquí, porque en lugar
de estar pensando en el pasado o en el futuro, de estar ensimismado en
mis pensamientos, en su ruido interior y en el ruido exterior, estoy
aquí. Para existir de verdad tienes que estar libre de pensamientos,
ansiedad, miedo y deseos.

«Soy libre» es una afirmación poderosa, es cuando tenemos la libertad
que nos permite oír, ver y simplemente ser. Entonces, no trates de
entender todo, pues a veces no se trata de entender, sino de aceptar,
de agradecer en definitiva: no se trata de entender sino de sentir.

Solo los necios (del latin “nescio” que significa no saber) creen que
el estar en silencio es como encontrarse vacío. No, no es estar vacío.
Y a veces, se considera una buena forma de comunicarse estar callado.
Ya nos dejó escrito Pitágoras “que el silencio es la primera piedra de
la sabiduría.”

“Cuando aprendas a guardar silencio, apreciarás también el resplandor
dorado de tu propia alma”.