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BELMONTE: Hola Agustin, te envió esto para que te entretengas...

Hola Agustin, te envió esto para que te entretengas un rato. No sé si ya lo habrás leído.
EL AGUA TURBIA
Un maestro se encontraba caminando acompañado de sus discípulos. Pasaron junto a un lago y pidió a uno de sus alumnos que le trajera agua. Pero cuando este se acercó vio que había gente lavando la ropa, dejando el agua fangosa y turbia. El discípulo regresó y dijo: «Maestro, el agua no es apta para beber». «Entonces es mejor que descansemos junto a este árbol», respondió el maestro.
Una hora después solicitó al mismo discípulo que regresara al lago y le trajera agua. El discípulo descubrió que, esta vez, el agua estaba clara. El barro se había asentado y el agua parecía apta para beberse. Así que la recogió en una olla y se la llevó al maestro, que le dijo: «Dejaste que el agua se calmara y el barro se asentara por sí solo, por lo que ahora tienes agua clara sin esfuerzo. Tu mente también es así. Cuando está perturbada, déjala estar. Dale tiempo. No tienes que esforzarte para calmarla. Se asentará por sí sola. Recuerda que solo podemos juzgar y tomar decisiones cuando mantenemos la calma».

¿DÓNDE CRECE EL JENGIBRE? para saber..
En el Reino de Chu vivía un hombre que ignoraba dónde crecía el jengibre, pero no obstante, estaba convencido de que lo sabía. Una mañana se encontró con un vecino y queriendo ratificar su idea sobre el jengibre, le comentó: «El jengibre crece en los árboles».
—El jengibre crece en el suelo—le contradijo el vecino.
No satisfecho con la respuesta, el hombre se empecina en demostrar a su vecino que él tenía razón.
—Venga conmigo. Interrogaremos a diez personas diferentes. Le apuesto mi asno a que el jengibre crece en los árboles.
Sucesivamente, las diez personas interrogadas dieron la misma respuesta: «El jengibre crece en el suelo».
El apostador se turbó, pero ante la unanimidad de la respuesta de los interrogados, le dijo al vecino:
—Tome, llévese mi asno. ¡Pero eso no impide que el jengibre crezca en los árboles!
Este relato nos hace reflexionar sobre las veces que nos obcecamos en «nuestra verdad» y no somos capaces de reflexionar y rectificar, aunque sea evidente que no tenemos razón. Es importante saber ceder y considerar que podemos estar equivocados.

Paco
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buenas nos Paco.

Te diré que por aquí sopla el viento y ya va bien para secar la ropa del lavadero, esto es lo que tienen aquellas personas que se ocupan de estos menesteres que muchas noches las oímos decir ahora no se seca la ropa.

Veo por otra parte que te paseas por los foros de los pueblos de España y te gusta cortar y pegar, pues esto me lo haces leer dos veces una en el original y otra en la copia que me mandas, pues no pasa nada, de esta forma se fijan los escritos en el cerebro del ... (ver texto completo)