BELMONTE: Comentario...

Comentario

Don Quijano se miraba al espejo que tenia delante y Luciano el babero le puso un babero para que no le cayesen pelos en el gabán que llevaba a estrenar, pues después de arreglada la barba y el bigote se levanto del asiento don Alonso Quijano y el barbero le limpio la espalda con un cepillo y no pago porque tenía iguala. (pago o ajuste que se hace por año)

Después se entretuvo a charlar con los parroquianos que había en la baberia y todos estaban con la boca abierta haber que les caía de las lindezas de don Alonso Quijano que empezó hablarles del caballo Rocinante que todavía trotaba como cualquier corcel que se preciara de ser un buen caballo.

Los allí presentes no daban crédito ni su brazo a torcer porque sabían en la mucha estima que tenia don Alonso Quijano a su caballo Rocinante.


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