Bueno, bueno Milagros. Esto si que no lo esperaba de tí. Que Emigrao se parta o se partiera, bueno posiblemente, o hasta tampoco... Pero, tú Milagros....
Yo me acuerdo de muchas ocasiones, en la esquina de costumbre, con el hermano Cayo, sus historias, o los chascarrillos socarrones de la concurrencia, pues eso, ¡qué acababámos TRONCHÁNDONOS....!.
Los tronchos ¿te acuerdas?. A veces, no sabíamos exactamente lo que eran. Hasta que nos llevaban a la viña, tronchábamos una ramita joven y tierna de la cepa de vid. Y con cuidado se le quitaba la piel, y a comer y saborear su agrio y extraño sabor.
También se me viene a la memoria las cardenchas, esta vez ramitas de cardos jóvenes. Igual, pero cuidadín que tienen pichos, y a la hora de pelarlas te llenabas las manos de ellos. Alguien hasta se llevaba un poco de sal, una papelina, para sazonarlas.
Yo no puedo decir que tenga recuerdo alguno de su exquisitez.
Saludos cordiales
Gabriel
Yo me acuerdo de muchas ocasiones, en la esquina de costumbre, con el hermano Cayo, sus historias, o los chascarrillos socarrones de la concurrencia, pues eso, ¡qué acababámos TRONCHÁNDONOS....!.
Los tronchos ¿te acuerdas?. A veces, no sabíamos exactamente lo que eran. Hasta que nos llevaban a la viña, tronchábamos una ramita joven y tierna de la cepa de vid. Y con cuidado se le quitaba la piel, y a comer y saborear su agrio y extraño sabor.
También se me viene a la memoria las cardenchas, esta vez ramitas de cardos jóvenes. Igual, pero cuidadín que tienen pichos, y a la hora de pelarlas te llenabas las manos de ellos. Alguien hasta se llevaba un poco de sal, una papelina, para sazonarlas.
Yo no puedo decir que tenga recuerdo alguno de su exquisitez.
Saludos cordiales
Gabriel
