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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Experiencias místicas...

Experiencias místicas

En 1693 comenzó una nueva etapa en su vida espiritual cuando tuvo una visión en que Cristo le presentaba un cáliz, simbolizando la Divina Pasión que iba a ser revivida por su alma. Al principio no quiso aceptarlo, pero con gran esfuerzo finalmente accedió; a partir de ese momento comenzó a experimentar por el resto de su vida un intenso sufrimiento espiritual y posteriormente corporal. A partir de este año su confesor le ordena registrar por escrito sus experiencias místicas, por lo que inició la redacción de su Diario, que consta de 42 volúmenes, con unas 22.000 páginas en total. A pesar de su intensa actividad mística, también era una mujer muy activa en el convento, por 34 años fue maestra de novicias, guiando a las jóvenes con gran prudencia.

En 1694 recibió la impresión de la Corona de Espinas en su cabeza, siendo las heridas visibles y el dolor, permanente. El 5 de abril de 1697, Viernes Santo, recibió los estigmas de Cristo en sus manos, pies y costado. En julio de ese mismo año, su propia abadesa la denunciaría a la Inquisición. Esto supuso años de humillaciones y pruebas. Se la obligó a llevar un régimen especial de comidas y a intentar curar los estigmas con diversas técnicas médicas, que terminaron fracasando en todos los casos. Se le practicaron exorcismos y el obispo llegó a tratarla de bruja. Además se la incapacitó para ser elegida para ningún cargo de la comunidad así como para votar en las elecciones de otras para cargos comunitarios; se la sometió a estricta incomunicación, prohibiéndole recibir visitas y escribir cartas. En 1699 fue destituida como maestra de novicias, asunto que fue revertido ante la necesidad de formación de la futura Beata Florida Cevoli, quien se declaró indigna de ser maestra de quien se mostraba como, joven dotada de facultades especiales, cultura superior y madurez espiritual poco común. Aceptó cuando Jesús le prometió:

«Yo seré el maestro tuyo y de la novicia»

También la Virgen María vino en su ayuda, dándole a entender que se trataba de un alma muy selecta:

«Te recomiendo, Verónica, a mi Floridina, gozo mío y gozo de mi divino Hijo».

Las pruebas de la Inquisición fueron cesando en número y retirándose poco a poco las prohibiciones. El 3 de junio de 1703 se le devolvió el cargo de maestra de novicias. El 7 de marzo de 1716 se le permitiría ser elegida abadesa, y así lo hicieron las hermanas el 5 de abril de ese mismo año. Ejerció el cargo hasta su muerte, preocupándose diligentemente de las necesidades espirituales y materiales de sus hermanas.