Según Flavio Josefo
El historiador judío Flavio Josefo (37-100 d. C.) mencionó a Juan el Bautista en sus Antigüedades judías (libro XVIII, capítulo 5, 2), afirmando que fue decapitado por orden de Herodes Antipas e indicando que esto tuvo lugar en la fortaleza de Maqueronte.
En la actualidad, algunos entre los judíos piensan que la destrucción del ejército de Herodes vino de Dios y que fue muy justa, pues castigó lo que hizo contra Juan, llamado «el Bautista». Porque Herodes asesinó a quien era un hombre bueno y comandaba la ira de los judíos. Hubo justicia para ambos y piedad hacia Dios, y se iba al bautismo para que el lavado [con agua] fuese aceptado por él, usando esto no para quitar algunos pecados, sino para purificar el cuerpo si el alma se había purificado antes con la justicia. Y ahora, cuando otros llegaban en tropel en torno a él porque se complacían gratamente al oír sus palabras, Herodes, asustado por el gran ascendiente que tenía sobre el pueblo para poder ponerlo de su lado e incitar una rebelión (porque ellos emprenderían cualquier cosa que les aconsejase) pensó que lo mejor era llevarlo a la muerte a fin de evitar cualquier daño que pudiera causar y le acarreara dificultades, y así librarse de un hombre que podía propiciarlas haciendo que se arrepintiera cuando fuera demasiado tarde. Por tanto, fue enviado prisionero lejos del suspicaz Herodes, a Maqueronte, el castillo antes mencionado, y allí fue condenado a muerte. Ahora, los judíos opinan que este ejército fue enviado como castigo a Herodes y mostraba el desagrado que Dios sentía hacia él.
La primera referencia conocida a este pasaje se puede encontrar en el siglo III, cuando fue citada por Orígenes en la obra Contra Celsum. De acuerdo con este pasaje, la ejecución de Juan fue la culpa de una derrota que Herodes sufrió en torno al año 36 d. C. Hay divergencias entre este pasaje y las narraciones bíblicas que se detallan a continuación. Según Josefo, el bautismo de Juan para aquellas almas que ya se hayan «purificado anteriormente por la rectitud» es para la purificación del cuerpo, y no para el perdón de los pecados, como se dice en Marcos 1:4.
El historiador judío Flavio Josefo (37-100 d. C.) mencionó a Juan el Bautista en sus Antigüedades judías (libro XVIII, capítulo 5, 2), afirmando que fue decapitado por orden de Herodes Antipas e indicando que esto tuvo lugar en la fortaleza de Maqueronte.
En la actualidad, algunos entre los judíos piensan que la destrucción del ejército de Herodes vino de Dios y que fue muy justa, pues castigó lo que hizo contra Juan, llamado «el Bautista». Porque Herodes asesinó a quien era un hombre bueno y comandaba la ira de los judíos. Hubo justicia para ambos y piedad hacia Dios, y se iba al bautismo para que el lavado [con agua] fuese aceptado por él, usando esto no para quitar algunos pecados, sino para purificar el cuerpo si el alma se había purificado antes con la justicia. Y ahora, cuando otros llegaban en tropel en torno a él porque se complacían gratamente al oír sus palabras, Herodes, asustado por el gran ascendiente que tenía sobre el pueblo para poder ponerlo de su lado e incitar una rebelión (porque ellos emprenderían cualquier cosa que les aconsejase) pensó que lo mejor era llevarlo a la muerte a fin de evitar cualquier daño que pudiera causar y le acarreara dificultades, y así librarse de un hombre que podía propiciarlas haciendo que se arrepintiera cuando fuera demasiado tarde. Por tanto, fue enviado prisionero lejos del suspicaz Herodes, a Maqueronte, el castillo antes mencionado, y allí fue condenado a muerte. Ahora, los judíos opinan que este ejército fue enviado como castigo a Herodes y mostraba el desagrado que Dios sentía hacia él.
La primera referencia conocida a este pasaje se puede encontrar en el siglo III, cuando fue citada por Orígenes en la obra Contra Celsum. De acuerdo con este pasaje, la ejecución de Juan fue la culpa de una derrota que Herodes sufrió en torno al año 36 d. C. Hay divergencias entre este pasaje y las narraciones bíblicas que se detallan a continuación. Según Josefo, el bautismo de Juan para aquellas almas que ya se hayan «purificado anteriormente por la rectitud» es para la purificación del cuerpo, y no para el perdón de los pecados, como se dice en Marcos 1:4.