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Fue un asesor muy buscado y confesor espiritual para muchos, atendiendo principalmente a los presos y que trabajan para mejorar sus condiciones de terrible. Conoció a San Juan Bosco en 1827, y los dos se hicieron amigos íntimos durante toda la vida. Gracias a su estímulo Juan Bosco decidió que su vocación era trabajar con los niños abandonados, más tarde fundador de los famosos en el Oratorio de Turín. Cafasso era su asesor, trabajó en estrecha colaboración con él en sus fundamentos, y otros convencidos de fondo y encontró los institutos religiosos y organizaciones de caridad.
Conocido como "Il Prete della Forca", ayudó a cientos de presos condenados a enfrentar su ejecución.
Desde pequeñito fue devotísimo de la Sma. Virgen y a sus alumnos sacerdotes los entusiasmaba grandemente por esta devoción. Cuando hablaba de la Madre de Dios se notaba en él un entusiasmo extraordinario. Los sábados y en las fiestas de la Virgen no negaba favores a quienes se los pedían. En honor de la Madre Santísima era más generoso que nunca estos días. Por eso los que necesitaban de él alguna limosna especial o algún favor extraordinario iban a pedírselo un sábado o en una fiesta de Nuestra Señora, con la seguridad de que en honor de la Madre de Jesús, les concedería su petición.
Un día en un sermón exclamó: "qué bello morir un día sábado, día de la Virgen, para ser llevados por Ella al cielo". Y así le sucedió: murió el sábado 23 de junio de 1860. Antes de morir escribió esta estrofa:
"No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María".
Murió en Turín en 1860, a la edad de 49 años, víctima de una larga enfermedad. Su discípulo Juan Bosco ofició sus funerales.
Fue un asesor muy buscado y confesor espiritual para muchos, atendiendo principalmente a los presos y que trabajan para mejorar sus condiciones de terrible. Conoció a San Juan Bosco en 1827, y los dos se hicieron amigos íntimos durante toda la vida. Gracias a su estímulo Juan Bosco decidió que su vocación era trabajar con los niños abandonados, más tarde fundador de los famosos en el Oratorio de Turín. Cafasso era su asesor, trabajó en estrecha colaboración con él en sus fundamentos, y otros convencidos de fondo y encontró los institutos religiosos y organizaciones de caridad.
Conocido como "Il Prete della Forca", ayudó a cientos de presos condenados a enfrentar su ejecución.
Desde pequeñito fue devotísimo de la Sma. Virgen y a sus alumnos sacerdotes los entusiasmaba grandemente por esta devoción. Cuando hablaba de la Madre de Dios se notaba en él un entusiasmo extraordinario. Los sábados y en las fiestas de la Virgen no negaba favores a quienes se los pedían. En honor de la Madre Santísima era más generoso que nunca estos días. Por eso los que necesitaban de él alguna limosna especial o algún favor extraordinario iban a pedírselo un sábado o en una fiesta de Nuestra Señora, con la seguridad de que en honor de la Madre de Jesús, les concedería su petición.
Un día en un sermón exclamó: "qué bello morir un día sábado, día de la Virgen, para ser llevados por Ella al cielo". Y así le sucedió: murió el sábado 23 de junio de 1860. Antes de morir escribió esta estrofa:
"No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María".
Murió en Turín en 1860, a la edad de 49 años, víctima de una larga enfermedad. Su discípulo Juan Bosco ofició sus funerales.