Iconografía
Se le representa como un santo provecto de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos. También puede aparecer situado en el desierto y con una corona y un cetro tirados a sus pies, como símbolo del rechazo a las vanaglorias de este mundo. En ocasiones aparecen a su lado la Regla de Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían sus meditaciones, la palmera de cuyos dátiles se alimentaba e incluso una alforja (símbolo de las raciones que nunca le faltaron).
Se le representa como un santo provecto de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos. También puede aparecer situado en el desierto y con una corona y un cetro tirados a sus pies, como símbolo del rechazo a las vanaglorias de este mundo. En ocasiones aparecen a su lado la Regla de Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían sus meditaciones, la palmera de cuyos dátiles se alimentaba e incluso una alforja (símbolo de las raciones que nunca le faltaron).