Doctrina
Dios en Justino
La principal actividad apologética de Justino fue defender la noción cristiana de Dios: buscó justificar al Dios cristiano, único y omnipotente, frente a las creencias de los paganos. Explicar el concepto de Dios era indispensable para luego avanzar con otros misterios de la fe cristiana como la encarnación.
El doble rol de Justino como cristiano y como filósofo genera dos concepciones de Dios análogas y complementarias. Como cristiano Justino explica un Dios que es Padre, sumo Bien, Vida, origen de las virtudes, Creador, omnisciente y omnipotente, amante del Mundo y de los hombres, y revelado por Cristo. En cambio, con lenguaje de los filósofos, Justino describe un Dios incognoscible, trascendente, inmutable, eterno, incorruptible y primer motor inmóvil: el empeño del autor está en conciliar estas dos visiones.
Ante la idea panteísta de los estoicos, de un dios inmanente e interno al universo, el autor contrapone un Dios trascendente, o sea, que no forma parte del universo ni de la materia —sujeta al cambio y movimiento constante—, sino que es eterno e inmutable. Sin embargo, en los tres escritos que se conservan de Justino, no se encuentra un tratamiento detallado del tema de la Creación, contrapuesta a la visión platónica de la eternidad de la materia.
Dios en Justino
La principal actividad apologética de Justino fue defender la noción cristiana de Dios: buscó justificar al Dios cristiano, único y omnipotente, frente a las creencias de los paganos. Explicar el concepto de Dios era indispensable para luego avanzar con otros misterios de la fe cristiana como la encarnación.
El doble rol de Justino como cristiano y como filósofo genera dos concepciones de Dios análogas y complementarias. Como cristiano Justino explica un Dios que es Padre, sumo Bien, Vida, origen de las virtudes, Creador, omnisciente y omnipotente, amante del Mundo y de los hombres, y revelado por Cristo. En cambio, con lenguaje de los filósofos, Justino describe un Dios incognoscible, trascendente, inmutable, eterno, incorruptible y primer motor inmóvil: el empeño del autor está en conciliar estas dos visiones.
Ante la idea panteísta de los estoicos, de un dios inmanente e interno al universo, el autor contrapone un Dios trascendente, o sea, que no forma parte del universo ni de la materia —sujeta al cambio y movimiento constante—, sino que es eterno e inmutable. Sin embargo, en los tres escritos que se conservan de Justino, no se encuentra un tratamiento detallado del tema de la Creación, contrapuesta a la visión platónica de la eternidad de la materia.