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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Veneración y legado...

Veneración y legado

No existe evidencia de su veneración en Inglaterra en el siglo VIII, presuntamente porque murió el día de la fiesta de Agustín de Canterbury (26 de mayo). Tiempo después, cuando ya tenía un culto por los ingleses, era conmemorado al día siguiente de la fiesta de Agustín o su festividad se trasladó al 27 de mayo. Sin embargo, era venerado fuera de Inglaterra, principalmente por los esfuerzos de Bonifacio y Alcuino, quienes promovieron el culto en el continente. Bonifacio escribía mucho a Inglaterra durante sus viajes misioneros solicitando copias de las obras teológicas de Beda. Alcuino, quien fue instruido en la escuela establecida en York por el discípulo Egberto, elogiaba a Beda como un ejemplo a seguir por los monjes y contribuyó decisivamente en la difusión de las obras del venerado a todos sus amigos.​ El culto era muy presente en la Inglaterra del siglo X durante el renacimiento del monacato y ya en el siglo XIV se había extendido a muchas de las catedrales del país. Wulfstan, obispo de Worcester, era uno de sus devotos y le dedicó una iglesia en 1062, su primer proyecto después de su ordenación episcopal.​

Sus reliquias fueron trasladadas de Jarrow a la catedral de Durham alrededor del 1020, donde fueron colocadas en la misma tumba con Cutberto de Lindisfarne. Más tarde, los restos fueron reubicados a un santuario en la capilla Galilea de la catedral en 1370. El santuario fue destruido durante la Reforma anglicana, pero los huesos fueron enterrados nuevamente en la capilla. En 1831 se desenterraron y se inhumaron nuevamente en una otra tumba, que aún permanecen.​ Clérigos de York, Glastonbury​ y Fulda aseguraron tener también algunas reliquias.

Su erudición y relevancia para el catolicismo fueron reconocidas en 1899, cuando fue declarado doctor de la Iglesia,​ el único nacido en Inglaterra.​ También es el único inglés en la Divina comedia de Dante Alighieri (Par. X, 130-131), mencionado entre los teólogos y doctores de la iglesia en el mismo canto que el hispanovisigodo Isidoro de Sevilla y el escocés Ricardo de San Víctor.​ Su fiesta fue incluida en el calendario romano general en 1899; le asignaron el 27 de mayo en lugar de la fecha de su muerte, un día antes, que correspondía al papa Gregorio VII. Es venerado tanto en la Iglesia anglicana como en la católica, con el día festivo el 25 de mayo —los católicos cambiaron a esa fecha en 1969—,​ y en la Iglesia ortodoxa, el 27 de mayo (Βεδέα του Ομολογητού, Vedéa tou Omologitoú).​ En 2013, poco después de ser elegido papa, Francisco eligió un fragmento de una de sus homilías para su escudo: Miserando atque eligendo («Lo miró con misericordia y lo eligió»).

Empezó a ser conocido como «Beda el Venerable» (en latín, Beda Venerabilis) en el siglo IX​ por su santidad,​ concepto no relacionado con el de santidad para la Iglesia católica. Según una leyenda, el epíteto fue dado milagrosamente por ángeles, completando así su epitafio inacabado.​ Se utilizó por primera vez con su nombre en el siglo IX, cuando fue agrupado con otros llamados «venerables» en dos concilios eclesiásticos en Aquisgrán en el 816 y el 836. Pablo el Diácono se refería a él como «venerable» constantemente. Para el siglo IX y XII, ese nombre se había hecho muy común.​

Su reputación como historiador, basada principalmente en la Historia eclesiástica, sigue siendo fuerte;​ Walter Goffart indicó que Beda «ocupa un lugar privilegiado e inigualable entre los primeros historiadores de la Europa cristiana».​ Su vida y obra han sido un tema recurrente en el sermón anual de Jarrow, en la Iglesia de San Pablo, desde 1958.​ En esa ciudad también hay un museo dedicado al santo y otros eventos de la herencia inglesa, en el sitio donde vivió.