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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Valoración...

Valoración

El libro fue muy copiado en la Edad Media y sobreviven unos ciento sesenta manuscritos que lo contienen. Aproximadamente la mitad de estos están en el continente europeo, en lugar de las islas británicas.​ La mayoría de los textos de los siglos VIII y IX provienen de las regiones septentrionales del Imperio carolingio. Este grupo no incluye manuscritos con una parte de la obra, de los que sobreviven otros cien. Fue impreso por primera vez entre 1474 y 1482, probablemente en Estrasburgo.​ Los historiadores modernos han estudiado extensamente la Historia eclesiástica y se han producido varias ediciones.​ Durante muchos años, para estudiar la historia anglosajona temprana era esencial consultar este libro, pero los estudios recientes se han centrado tanto en lo que Beda no escribió como en lo que hizo. La creencia de que la Historia eclesiástica fue la culminación de su obra literaria, el objetivo de toda su erudición, era muy común entre los historiadores del pasado, pero la mayoría de los eruditos ya no la aceptan.​

Los historiadores y editores modernos han destacado su labor para obra histórica. Stenton la consideró una de las «pequeñas clases de libros que trascienden todas las condiciones de tiempo y lugar, excepto las más fundamentales» y que su calidad depende del «asombroso poder de Beda de coordinar los fragmentos de información que le llegaron a través de la tradición, la relación de amigos o la evidencia documental [...] En una época en la que se intentó poco más allá del registro de los hechos, había llegado a la concepción de Historia».​ Patrick Wormald calificó a su autor como «el primero y más grande de los historiadores de Inglaterra».

La Historia eclesiástica le dio a su autor una gran reputación, pero sus intereses eran diferentes de las de un escritor moderno de historia. Su enfoque en la crónica de la organización de la Iglesia inglesa, en las herejías y los esfuerzos realizados para erradicarlas, lo llevaron a excluir la historia secular de reyes y reinos, excepto donde se podía extraer una lección moral o donde favorecieron acciones en la Iglesia.​ Además de la Crónica anglosajona, los escritores medievales Guillermo de Malmesbury, Enrique de Huntingdon y Godofredo de Monmouth utilizaron sus obras como fuentes e inspiración.​ Los primeros escritores modernos, como Polidoro Virgilio y Matthew Parker, arzobispo isabelino de Canterbury, también utilizaron la Historia eclesiástica; las obras de Beda eran empleadas tanto por protestantes como por católicos en las guerras de religión.​

Algunos historiadores han cuestionado la fiabilidad de cientos relatos. Charlotte Behr indicó que el historia de la llegada de los invasores germánicos a Kent no debería considerarse para narrar lo que realmente sucedió, sino que cuanta mitos que estaban vigentes en Kent en la época del autor.​ Es probable que este trabajo, debido a que fue tan copiado, desanimó a otros de crear sus propias obras históricas e incluso pudo haber llevado a la desaparición de manuscritos que contenían relatos más antiguos.