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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Fuentes...

Fuentes

El monasterio en Wearmouth-Jarrow tenía una extensa biblioteca. Tanto Benito Biscop como Ceolfrido habían adquirido libros del continente y, en los días de Beda, el monasterio era un reconocido centro de aprendizaje.​ Se ha estimado que había alrededor de doscientos libros en la colección monástica.

Para el período anterior a la llegada de Agustín de Canterbury en 597, Beda recurrió a escritores anteriores, como Solino.​ Tuvo acceso a dos obras de Eusebio: la Historia eclesiástica y la Crónica, aunque no tenía ninguna en el griego original; en cambio, tenía una traducción latina de la Historia eclesiástica por Rufino y de la Crónica por Jerónimo.​ También conocía el Adversus Paganus de Paulo Orosio y la Historia Francorum de Gregorio de Tours, ambas obras históricas cristianas, así como los libros de Flavio Eutropio, un historiador pagano.​ Utilizó Vida de Germán de Constancio de Lyon como fuente para las visitas de Germán a Gran Bretaña.​ El relato sobre la invasión de los anglosajones se basa principalmente en De Excidio et Conquestu Britanniae de Gildas.​ Beda también habría estado familiarizado con relatos más recientes como la Vida de Wilfredo de Esteban de Ripon, Vida de Gregorio Magno, de autor anónimo, y la Vida de Cutberto.​ También se basó en las Antigüedades judías de Flavio Josefo y las obras de Casiodoro,​ además de una copia del Liber Pontificalis en la colección monástica.​ Beda citó a varios autores clásicos, como Cicerón, Plauto y Terencio, aunque puede haber tenido acceso a sus obras a través de una gramática latina, en lugar de buscarlas directamente.​ Sin embargo, está claro que estaba familiarizado con las obras de Virgilio y con Historia natural de Plinio el Viejo; además, el monasterio también poseía copias de los libros de Dionisio el Exiguo.​ Probablemente sacó su relato de Albano de una hagiografía de ese santo, que no ha sobrevivido.​ El autor hizo referencia a otras dos biografías de santos directamente; uno es la vida de Furseo y otra de Etelburga de Barking; de esta última ya no hay copias. También tuvo acceso a una vida de Ceolfrido.​ Parte del material de la Historia eclesiástica provino de tradiciones orales, como una descripción de la apariencia física de Paulino de York, muerto casi noventa años antes de que se escribiera este libro.​

El autor también tenía corresponsales que le suministraron material. Albino, abad del monasterio en Canterbury, le proporcionó mucha información sobre la iglesia en Kent y, con la ayuda de Nothhelm, en ese momento sacerdote en Londres, obtuvo copias de la correspondencia de Gregorio I en Roma relacionada con la misión de Agustín de Canterbury.​ Casi toda la información sobre este último se tomó de estas cartas.​ Beda agradeció a sus corresponsales en el prefacio de la Historia eclesiástica; estuvo en contacto con el obispo Daniel de Winchester para recolectar datos sobre la historia de la iglesia en Wessex y también escribió al monasterio de Lastingham solicitando información sobre Cedd y Chad. También mencionó al abad Esi como fuente de los asuntos eclesiásticos de Anglia Oriental y al obispo Cineberd por su contribución sobre la historia de Lindsey.​

Beda basó la estructura de la Historia eclesiástica en tres obras, utilizándolas como el marco alrededor del cual se estructuraron las tres secciones principales. En la primera parte, hasta la misión gregoriana de Agustín de Canterbury, aparentemente se inspiró en De excidio et Conquestu Britanniae. La segunda sección, que detalla dicha misión evangelizadora, se enmarcó en la Vida de Gregorio Magno, escrita en Whitby. La última parte, que detalla los eventos posteriores a la misión gregoriana, probablemente se basó en la Vida de Wilfredo.​ La mayoría de los informantes que buscaron datos posteriores a la misión gregoriana provenían de la parte oriental de Gran Bretaña,​ dejando brechas significativas en el conocimiento de las zonas occidentales, aquellas que probablemente tuvieron una presencia britana nativa.