Muerte
Murió en la fiesta de la Ascensión, el jueves 26 de mayo del 735, en el piso de su celda, cantando «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo» (Glory be to the Father and to the Son and to the Holy Spirit), y fue enterrado en Jarrow. Cutberto, uno de sus discípulos, escribió una carta a un tal Cuthwin, del cual no se sabe nada más, en la que relata los últimos días de su maestro y su fallecimiento. Según la misiva, Beda cayó enfermo, «con frecuentes ataques de dificultad al respirar pero casi sin dolor», antes de Pascua. El martes, dos días antes de la muerte, su respiración empeoró y sus pies se hincharon. No obstante, continuó dictando a un escriba y, aunque pasó la noche despierto en oración, retomó esa tarea al día siguiente. A las tres en punto, según Cutberto, pidió que trajeran una caja suya y la distribuyera entre los sacerdotes del monasterio «algunos [de sus] tesoros»: «algo de pimienta, servilletas y un poco de incienso». Esa noche dictó una oración final al escriba, un niño llamado Wilberht, y murió poco después. El testimonio de Cutberto no deja completamente claro si Beda falleció antes de la medianoche o después. Sin embargo, de acuerdo a sus propios cálculos de tiempo, la transición al nuevo ocurría al atardecer, no a la medianoche, y Cutberto tenía claro que murió después del atardecer. Así, aunque su caja fue traída a las tres de la tarde del miércoles 25 de mayo, en el momento del dictado final, podría considerarse ya el día 26, en ese sentido eclesiástico, aunque era el 25 de mayo en el ámbito terrenal.
La carta de Cutberto también relata un poema de cinco líneas en vernáculo que su maestro compuso en su lecho de muerte, conocido como «Canción de muerte de Beda» (Bede's death song). Es el poema en inglés antiguo más copiado y aparece en cuarenta y cinco manuscritos, pero su atribución no es segura: no todos los manuscritos lo nombran como autor y los que lo hacen son de origen posterior a los que no. Sus restos pudieron haber sido transferidos a la catedral de Durham en el siglo XI; allí su tumba fue saqueada en 1541, pero el contenido probablemente fue enterrado nuevamente en la capilla Galilea en la catedral.
Otra rareza en sus escritos es que en una de sus obras, el Comentario sobre las siete epístolas católicas (Commentary on the Seven Catholic Epistles), la redacción da la impresión de que estuvo casado. El pasaje en cuestión es el único en ese libro que está escrito en primera persona: «Las plegarias se ven obstaculizadas por el deber conyugal, porque con tanta frecuencia como hago lo que es debido a mi esposa no soy capaz de orar» (Prayers are hindered by the conjugal duty because as often as I perform what is due to my wife I am not able to pray). Otra frase, en el Comentario sobre Lucas (Commentary on Luke), también menciona a una mujer en primera persona: «Antes poseía una esposa en la lujuriosa pasión del deseo y ahora la poseo en la santificación honorable y el amor verdadero de Cristo» (Formerly I possessed a wife in the lustful passion of desire and now I possess her in honourable sanctification and true love of Christ). La religiosa e historiadora Benedicta Ward argumentó que en estos pasajes el autor empleó una figura retórica.
Murió en la fiesta de la Ascensión, el jueves 26 de mayo del 735, en el piso de su celda, cantando «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo» (Glory be to the Father and to the Son and to the Holy Spirit), y fue enterrado en Jarrow. Cutberto, uno de sus discípulos, escribió una carta a un tal Cuthwin, del cual no se sabe nada más, en la que relata los últimos días de su maestro y su fallecimiento. Según la misiva, Beda cayó enfermo, «con frecuentes ataques de dificultad al respirar pero casi sin dolor», antes de Pascua. El martes, dos días antes de la muerte, su respiración empeoró y sus pies se hincharon. No obstante, continuó dictando a un escriba y, aunque pasó la noche despierto en oración, retomó esa tarea al día siguiente. A las tres en punto, según Cutberto, pidió que trajeran una caja suya y la distribuyera entre los sacerdotes del monasterio «algunos [de sus] tesoros»: «algo de pimienta, servilletas y un poco de incienso». Esa noche dictó una oración final al escriba, un niño llamado Wilberht, y murió poco después. El testimonio de Cutberto no deja completamente claro si Beda falleció antes de la medianoche o después. Sin embargo, de acuerdo a sus propios cálculos de tiempo, la transición al nuevo ocurría al atardecer, no a la medianoche, y Cutberto tenía claro que murió después del atardecer. Así, aunque su caja fue traída a las tres de la tarde del miércoles 25 de mayo, en el momento del dictado final, podría considerarse ya el día 26, en ese sentido eclesiástico, aunque era el 25 de mayo en el ámbito terrenal.
La carta de Cutberto también relata un poema de cinco líneas en vernáculo que su maestro compuso en su lecho de muerte, conocido como «Canción de muerte de Beda» (Bede's death song). Es el poema en inglés antiguo más copiado y aparece en cuarenta y cinco manuscritos, pero su atribución no es segura: no todos los manuscritos lo nombran como autor y los que lo hacen son de origen posterior a los que no. Sus restos pudieron haber sido transferidos a la catedral de Durham en el siglo XI; allí su tumba fue saqueada en 1541, pero el contenido probablemente fue enterrado nuevamente en la capilla Galilea en la catedral.
Otra rareza en sus escritos es que en una de sus obras, el Comentario sobre las siete epístolas católicas (Commentary on the Seven Catholic Epistles), la redacción da la impresión de que estuvo casado. El pasaje en cuestión es el único en ese libro que está escrito en primera persona: «Las plegarias se ven obstaculizadas por el deber conyugal, porque con tanta frecuencia como hago lo que es debido a mi esposa no soy capaz de orar» (Prayers are hindered by the conjugal duty because as often as I perform what is due to my wife I am not able to pray). Otra frase, en el Comentario sobre Lucas (Commentary on Luke), también menciona a una mujer en primera persona: «Antes poseía una esposa en la lujuriosa pasión del deseo y ahora la poseo en la santificación honorable y el amor verdadero de Cristo» (Formerly I possessed a wife in the lustful passion of desire and now I possess her in honourable sanctification and true love of Christ). La religiosa e historiadora Benedicta Ward argumentó que en estos pasajes el autor empleó una figura retórica.