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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Vida monacal...

Vida monacal

A los diecisiete años, Adomnán, abad de Iona, visitó Monkwearmouth y Jarrow. Probablemente se habrían conocido durante esta visita y el joven haya despertado el interés del abad durante la controversia sobre la fecha correcta para la Pascua.​ Alrededor del 692, a los diecinueve años, fue ordenado diácono por Juan, su obispo diocesano, también obispo de Hexham. La edad canónica para la ordenación de un diácono era de veinticinco años; la ordenación temprana podría significar que sus habilidades se consideraban excepcionales,​ pero también es posible que se ignoró el requisito de edad mínima.​ Pudo haber recibido órdenes menores a las de diácono, pero no hay registro de si ocupó alguno de estos grados.​ A los treinta años, alrededor del 702, fue ordenado sacerdote, con la ceremonia realizada nuevamente por el obispo Juan.

Alrededor del 701 estaba redactando sus primeros trabajos, De arte metrica y De schematibus et tropis; ambos estaban destinados a usarse en la enseñanza.​ Continuó escribiendo durante el resto de su vida y completó más de sesenta libros, la mayoría de los cuales han sobrevivido. No todas su producción puede fecharse fácilmente y pudo haber trabajado en algunos textos durante un período de muchos años.​ Su última obra sobreviviente es una carta a Egberto de York, un exalumno, escrita en el 734.​ Se cree que pudo haber usado un manuscrito griego y latino del siglo VI de Hechos de los Apóstoles, conocido como el Codex Laudianus; ahora se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford.​ También pudo haber trabajado en algunas de las Biblias latinas que se copiaron en Jarrow, una de las cuales, el Codex Amiatinus, actualmente está en manos de la Biblioteca Laurenciana en Florencia.​ Maestro y escritor,​ era apasionado de la música, se decía que era un gran cantante y recitador de poesía en lengua vernácula.​ Es posible que haya sufrido un impedimento del habla, pero esto depende de una frase en la introducción de su obra Vida de Cutberto. Las traducciones de esta línea difieren y no está claro si tenía la intención de decir que estaba curado de un problema de habla o simplemente que estaba fascinado por las obras del santo.

En el 708, algunos monjes en Hexham lo acusaron de haber cometido herejía en su trabajo De temporibus. La visión teológica convencional de la historia mundial en ese momento se conocía como las «seis edades del mundo» (sex aetates mundi);​ en su libro, calculó la edad del mundo por su cuenta, en lugar de aceptar lo ya fijado por Isidoro de Sevilla, llegando a la conclusión de que Cristo había nacido 3952 años después de la creación del mundo, en lugar de 5000 años, cuenta que comúnmente era aceptada por los teólogos.​ La acusación se presentó ante al obispo de Hexham, Wilfredo, quien estuvo presente en una fiesta donde algunos monjes borrachos dieron la denuncia. Wilfredo no respondió inmediatamente, pero un monje comentó el episodio a Beda, quien le respondió unos días después en una carta en la que hacía su defensa y pidió que leyera este mensaje al obispo.​ Beda había tenido otro roce con Wilfredo, ya que dijo haberlo conoció en algún momento entre el 706 y el 709 y discutió sobre Eteldreda, abadesa de Ely. Wilfredo había estado presente en la exhumación de su cuerpo en el 695 y Beda le preguntó sobre las condiciones exactas del cuerpo y le pidió más detalles de su vida, ya que el obispo había sido tutor de Eteldreda.​

En el 733, viajó a York para visitar a Egberto, entonces obispo de York. La sede episcopal de York fue elevada a arzobispado en 735 y es probable que Beda y Egberto hayan discutido la propuesta de elevación durante su visita. Esperaba visitar nuevamente en 734, pero estaba demasiado enfermo para hacer el viaje.​ También se dirigió al monasterio de Lindisfarne y en algún momento arribó al convento, no identificado, de un monje llamado Wicthed, una visita que se menciona en una carta a ese cenobita. Debido a su amplia correspondencia con otros monjes en todo el archipiélago británico y debido a que muchos de los mensajes implican que había conocido a sus corresponsales, es probable que haya viajado a esos lugares, aunque no se puede precisar el momento o las ubicaciones.​ Sin embargo, aparentemente no visitó Roma, ya que no mencionó la ciudad en el capítulo autobiográfico de su Historia eclesiástica.​ Se sabe que lo visitó Nothhelm, un amigo por correspondencia que lo ayudó a encontrar documentos en Roma, aunque la fecha no se puede determinar más allá del hecho de que fue después de un viaje de este amigo a esa ciudad.​ Excepto por unas cuantas visitas a otros monasterios, su vida la pasó en ronda de oración, observancia de la disciplina monástica y estudio de las Sagradas Escrituras. Era considerado el hombre más erudito de su tiempo y escribió varios libros bíblicos e históricos.