Vida monacal
Cuando su madre abandonó Suecia para presentar en Roma las reglas de su nueva orden (del Santísimo Salvador), pasó muy poco tiempo antes de que Catalina se le uniera. En 1351 recibió la noticia de la muerte de su marido y decidió permanecer al lado de su madre en Roma hasta la muerte de ésta, participando en las actividades de oración, ayuda a los necesitados y peregrinaciones dentro y fuera de Italia. A la muerte de Brígida el 23 de julio de 1373, Catalina se convirtió en su heredera espiritual y como tal la sucedió a la cabeza de la nueva orden. Acompañó los restos mortales de su madre hasta Suecia para sepultarla en el convento de Vadstena. Ella misma ingresó como monja dentro del convento y se convirtió en la primera abadesa del mismo.
En el verano de 1375 regresó a Roma para participar en las investigaciones sobre la canonización de Brígida. Permaneció en Italia hasta 1380, proveyendo información sobre la vida de su madre en Suecia, Italia y otros lugares, pero debido al cisma de Aviñón en la Iglesia su trabajo no llevó a ningún resultado. Sin embargo, consiguió la ratificación en la aprobación de las reglas de la orden brigidina, alrededor de 1378.
En 1380 regresó a Suecia y el obispado le entregó formalmente la dirección de la nueva orden religiosa. Falleció el 24 de marzo de 1381.
Cuando su madre abandonó Suecia para presentar en Roma las reglas de su nueva orden (del Santísimo Salvador), pasó muy poco tiempo antes de que Catalina se le uniera. En 1351 recibió la noticia de la muerte de su marido y decidió permanecer al lado de su madre en Roma hasta la muerte de ésta, participando en las actividades de oración, ayuda a los necesitados y peregrinaciones dentro y fuera de Italia. A la muerte de Brígida el 23 de julio de 1373, Catalina se convirtió en su heredera espiritual y como tal la sucedió a la cabeza de la nueva orden. Acompañó los restos mortales de su madre hasta Suecia para sepultarla en el convento de Vadstena. Ella misma ingresó como monja dentro del convento y se convirtió en la primera abadesa del mismo.
En el verano de 1375 regresó a Roma para participar en las investigaciones sobre la canonización de Brígida. Permaneció en Italia hasta 1380, proveyendo información sobre la vida de su madre en Suecia, Italia y otros lugares, pero debido al cisma de Aviñón en la Iglesia su trabajo no llevó a ningún resultado. Sin embargo, consiguió la ratificación en la aprobación de las reglas de la orden brigidina, alrededor de 1378.
En 1380 regresó a Suecia y el obispado le entregó formalmente la dirección de la nueva orden religiosa. Falleció el 24 de marzo de 1381.