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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Obras...

Obras

Su figura en la historia de la teología viene recordada sobre todo por la celebración de cuatro importantes concilios de la iglesia española —XII a XV Concilios de Toledo—, además de su producción teológica, particularmente en materia escatológica. Durante su obispado mantuvo una polémica vibrada contra los teólogos de la Curia romana, que vieron algunas ambigüedades en la formulación de algunas tesis de su refinada Cristología. Para defenderse de estas acusaciones compuso dos obras que traen el mismo título, Apologeticum, en que con inteligencia y una dosis notable del sarcasmo, se defendió de los ataques de los teólogos romanos, sin poner nunca en discusión la Santa Sede y su primado. El XIV y el XV Concilios de Toledo, como adherencia total a su Obispo Primado, integraron el primero y el segundo Apologeticum en sus documentos oficiales.

Julián no solo fue un acreditado reformador de la liturgia, sino también autor de textos litúrgicos de gran provecho para la Iglesia toledana. Según su hagiógrafo, las 17 obras de Julián son de carácter dogmático, bíblico, teológico, litúrgico, histórico y probablemente haya incursionado también en gramática. Su obra más importante fue escrita en el 688, dos años antes de su muerte: conocido como el primer tratado sistemático de escatología cristiana, el Prognosticum futuri saeculi es dividido en tres libros, el primero dedicado a la muerte, el segundo al estado de las almas antes de la parusía final de Cristo y el tercero a la resurrección de los muertos. En dicha obra, que hace de Julián el verdadero padre de la escatología cristiana sistemática, hay dos fuentes, la bíblica y la patrística.

La exégesis bíblica es fuertemente marcada por el sentido literal, y es acompañada con los escritos patrísticos, sea latinos que griegos, considerados por el patrimonio y fuente de la teología, y con la adición de argumentaciones racionales. Es muy probable que la obra fuese redactada con el fin de formar al clero toledano. Gracias a su brevedad y solidez doctrinal el Prognosticum fue muy apreciado y tuvo una gran difusión en la Europa alto-medieval —se cuentan alrededor de 1500-2000 los manuscritos provenientes de las bibliotecas de los monasterios y escuelas medievales desde el s. IX hasta el s. XII—ejercitando una notable influencia en la teología Carolingia y en el primer período de la teología escolástica, sobre todo, en las Sentencias de Pedro Lombardo (Distinctiones XXI, cc. 1-5 y XLIII - L), texto fundamental en la teología medieval, comentado, además por los más grandes maestros de las Universidades del siglo XIII. En cuanto a los Antikeimenon libri II es un intento de resolver las contradicciones halladas en los textos de las Sagradas Escrituras. También fue el autor, en cuanto a la liturgia, de una revisión del Liber Missarum visigótico y también del Liber Orationum, el oficio local de Toledo.

La obra de Julián de Toledo, como así también su nombre son citados frecuentemente por el Magister Sententiarum. El aporte más importante del Prognosticum es la diferencia estructural de una doble fase escatológica: la fase intermedia o escatología de las almas y la fase final, o escatología colectiva de los eventos escatológicos finales. Tal original diferencia metodológica y epistemológica planteada por Julián de Toledo llegará a través de la escolástica medieval y los textos magisteriales de la Iglesia católica a influir, no sin confrontaciones ásperas y contestaciones, en la doctrina escatológica del Concilio Vaticano II, en los documentos magisteriales contemporáneos e inclusive en el Catecismo de la Iglesia católica.