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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN...

LÉXICO - LAS COSAS Y SUS NOMBRES - LA FRASE - EL REFRÁN - FIESTAS

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EL NOMBRE DE LAS COSAS NOMINA RERUM ETIMOLOGIAS - ORIGEN DE LAS PALABRAS

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LAS COSAS Y SUS NOMBRES - ORIGEN DE LA PALABRA

GENEROSIDAD

Frente al egoísmo, palabra muy moderna, se nos ofrece la generosidad, más que antigua, arcaica. No es que el egoísmo sea un invento moderno, ¡qué va!, pero se ha tardado mucho más en aislarlo y darle nombre. La generosidad en cambio, nace con el hombre. Y es de un primitivismo total. Generosus procede de generare, que significa engendrar. Los primeros romanos le dieron pues el calificativo de generoso a todo lo que se reproducía en abundancia.

Si la riqueza se contaba en cabezas de ganado (del caput vamos a parar al capital) y de las pécoras (los rebaños) salieron las pecunias (los dineros), está claro que tanto más generosos eran, cuanto más abundantemente se reproducían. Y lo mismo cabe decir de los campos: las tierras eran generosas si se obtenía el ciento por uno, si cada grano plantado engendraba cien. Y los frutales lo eran si de sus ramas pendían abundantes los frutos. Y puesto que se apreciaba el valor de estos bienes (se les ponía precio o se les tenía en precio) en razón de su capacidad reproductora, vino a resultar que generosus fue el de buena raza, considerándose ésta tanto mejor cuanto más se reproducía: suae generosa duodenas mammas habent (las cerdas generosas tienen doce mamas).

Pero si en un primer momento se atendió a la cantidad, más adelante se tuvo en cuenta también la calidad. Así se pasó de las generosae vites (vides generosas por la abundancia de su fruto), al vinum generosum, el de cepas de buena casta; y a las generosíssima mala, manzanas deliciosas (de excelente raza). Una vez dado este salto, se aplica ya con frecuencia al hombre, haciendo referencia no a la cantidad, sino a la calidad de la reproducción; de manera que generosus vino a ser el de buen genus, de buena raza; es decir noble. He aquí cómo la generosidad se ha transformado en nobleza. Sigue en la palabra y en su significado el concepto de reproducción, de origen; pero primando totalmente la calidad sobre la cantidad.

A pesar de que en el latín culto la generosidad se redujo a la nobleza (primó la calidad sobre la cantidad), el latín vulgar no se apartó nunca del significado original, y así mantuvo para este término la idea de dadivosidad, de disposición a dar en abundancia. Era esa la nobleza y la generosidad que más claramente percibían e identificaban. Y con ella nos hemos quedado, desviándonos así de la modernización e idealización que de este término hicieron los romanos.

Pero inexorablemente hemos de volver a valorar la palabra y la idea según su origen, es decir relacionándola con la disposición a reproducirse (generar, engendrar), porque en efecto, el tener hijos imprime carácter de generosidad. Otra cosa es que al ser socialmente cada vez más difícil criarlos, a muchos se les agote la generosidad en hacerlos, y luego son incapaces de seguir en ella hasta que el hijo levanta el vuelo. Es que al fin y al cabo son los hijos los que prolongan la vida de los padres, justa recompensa a la generosidad que en su día ejercieron. Y quien no está dispuesto a ser generoso, a reproducirse, ha de recurrir a la generosidad de otros si quiere jubilarse. No tiene vuelta de hoja.