Vida de servicio
En 1527, conoció a San Cayetano (quien en 1522 había fundado en Venecia el Ospedale degli Incurabili, un hospital para enfermos incurables), Gian Pietro Carafa (proclamado papa Paulo IV en 1555) y otros de los primeros miembros de la Orden de los Teatinos. Le fue encomendada la dirección del hospital de Bersaglio; además alquiló un taller en las cercanías de San Basilio donde enseñaba a trabajar la lana a huérfanos y pobres.
Tras una gran epidemia en 1531, Jerónimo contrajo fiebre hemorrágica de la cual se recuperó. Fue el momento decisivo para dedicarse al servicio de los pobres y enfermos: vendió todas sus propiedades, renunció a su rango y, vistiendo las ropas de los penitentes, se mudó a San Basilio, al asilo de los huérfanos.
En 1532, marchó a Bérgamo donde, en anexos del hospital de la Magdalena, improvisó estancias para recoger huérfanos, atendidos por una organización de laicos. En los alrededores de San Michele Pozzo Bianco fundó una casa para huérfanas, así como una casa para prostitutas rehabilitadas. Ahí se le unieron sus primeros discípulos, los nobles sacerdotes Alejandro Besozzi y Agustín Barili.
En 1533, pidió permiso al obispo para trasladarse con 35 de sus huérfanos a Milán donde, con apoyo financiero de los nobles entre los que se contaba el duque Francisco Sforza, le fue entregada una casa anexa al Hospital Mayor para establecerse con los huérfanos. Estableció la Compañía de Huérfanos de San Martín y, en mayo de 1534, se trasladó a Pavía, Brescia, Como y Bérgamo, instituyendo en cada una de estas ciudades obras asistenciales para los huérfanos.
En Pavía se unieron a su causa sus primos Angiolmarco y Vincenzo Gambarana y decidió establecerse en el pequeño pueblo de Somasca en donde fundó un orfanato, un taller y un seminario. En 1534, se fundó la congregación llamada Compañía de Siervos de los Pobres, que luego tomaría el nombre de Congregación Somasca por el lugar de su establecimiento.
Tras una nueva epidemia, contrajo la peste el 4 de febrero de 1537, y murió el 8 de febrero de 1537 en Somasca. Su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Bartolomé.
En 1527, conoció a San Cayetano (quien en 1522 había fundado en Venecia el Ospedale degli Incurabili, un hospital para enfermos incurables), Gian Pietro Carafa (proclamado papa Paulo IV en 1555) y otros de los primeros miembros de la Orden de los Teatinos. Le fue encomendada la dirección del hospital de Bersaglio; además alquiló un taller en las cercanías de San Basilio donde enseñaba a trabajar la lana a huérfanos y pobres.
Tras una gran epidemia en 1531, Jerónimo contrajo fiebre hemorrágica de la cual se recuperó. Fue el momento decisivo para dedicarse al servicio de los pobres y enfermos: vendió todas sus propiedades, renunció a su rango y, vistiendo las ropas de los penitentes, se mudó a San Basilio, al asilo de los huérfanos.
En 1532, marchó a Bérgamo donde, en anexos del hospital de la Magdalena, improvisó estancias para recoger huérfanos, atendidos por una organización de laicos. En los alrededores de San Michele Pozzo Bianco fundó una casa para huérfanas, así como una casa para prostitutas rehabilitadas. Ahí se le unieron sus primeros discípulos, los nobles sacerdotes Alejandro Besozzi y Agustín Barili.
En 1533, pidió permiso al obispo para trasladarse con 35 de sus huérfanos a Milán donde, con apoyo financiero de los nobles entre los que se contaba el duque Francisco Sforza, le fue entregada una casa anexa al Hospital Mayor para establecerse con los huérfanos. Estableció la Compañía de Huérfanos de San Martín y, en mayo de 1534, se trasladó a Pavía, Brescia, Como y Bérgamo, instituyendo en cada una de estas ciudades obras asistenciales para los huérfanos.
En Pavía se unieron a su causa sus primos Angiolmarco y Vincenzo Gambarana y decidió establecerse en el pequeño pueblo de Somasca en donde fundó un orfanato, un taller y un seminario. En 1534, se fundó la congregación llamada Compañía de Siervos de los Pobres, que luego tomaría el nombre de Congregación Somasca por el lugar de su establecimiento.
Tras una nueva epidemia, contrajo la peste el 4 de febrero de 1537, y murió el 8 de febrero de 1537 en Somasca. Su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Bartolomé.