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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Historia...

Historia

Según el hagiógrafo Santiago de la Vorágine en su obra La leyenda dorada, en tiempos de persecuciones contra los cristianos, decretadas por el emperador Decio, el procónsul de Sicilia, Quintianus, rechazado en sus avances por la joven Águeda, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo, en venganza por no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, regentado por una mujer llamada Afrodisia, donde milagrosamente Águeda conserva su virginidad. Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le cortaran los pechos. La respuesta de la que posteriormente sería santa fue: "Cruel tirano ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?".

Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia). Además se dice que lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios.

Su fama de santidad fue tan grande que desde posteriormente a su muerte, San Everio obispo de Catania hacia el año 270 mandó construir una capilla en el lugar del sepulcro el cual lo consagró a Nuestra Señora de Belén.

Según cuentan el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la santa en el 252 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes.

Para el año 313 se quiso trasladar su cuerpo, al cual exhumaron, y con sorpresa lo encontraron incorrupto, el cual fue trasladado solemnemente a un templo como gran tesoro conocido actualmente como Sant’ Agata la Vetere, mismo que hasta el año de 1040 la envió a Constantinopla como regalo al emperador, tanto el cuerpo de Santa Águeda como de Santa Lucía. Ahí permanecieron por 86 años, hasta que el 17 de agosto de 1126, el cuerpo volvió a Catania, promovido por dos soldados de la guardia bizantina, llamados Gisliberto y Goselmo, para ser instaladas en la nueva Catedral, construida por mandato del conde Ruggero en el año 1094, donde serían custodiadas hasta hoy en 9 relicarios diferentes.

También se recurre a ella con los males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. En general se la considera protectora de las mujeres. Es la patrona de las enfermeras y fue meritoria de la palma del martirio con la que se suele representar.