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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Los muchachos de Turín...

Los muchachos de Turín

El joven sacerdote, don Bosco, tenía 26 años cuando se ordenó. Se trasladó a Turín en donde aceptó la sugerencia de su confesor, el padre Cafasso, de adelantar tres años más de estudios en el Instituto Pastoral fundado por él (Convitto Eclesiastico en italiano), cerca de la iglesia de San Francisco de Asís. Sus estudios en el convictorio eclesiástico de Turín se extendieron desde noviembre de 1841 a octubre de 1844.​ El propósito de dichos estudios era profundizar en la tarea sacerdotal, la teología moral y la predicación. Al mismo tiempo prestaba servicios pastorales en diferentes centros de la ciudad, lo que le permitiría conocer la realidad juvenil de la misma.

Según estadísticas de la época,​ cuando el joven don Bosco llegó a Turín en noviembre de 1841 había 7148 niños menores de 10 años empleados como constructores, sastres, carpinteros, pintores de brocha, limpiadores de chimeneas y muchos otros oficios. La revolución industrial comenzaba a dar sus frutos en la capital saboyana y los obreros trabajaban hasta 14 horas por salarios míseros de máximo 30 liras semestrales de la época. Por su parte, las cárceles turinesas estaban atestadas de muchachos tan jóvenes como 12 años en condiciones de hacinamiento. El joven sacerdote de origen campesino se dejó pronto impresionar por esta realidad con la que él mismo se identificaba y rechazó numerosas ofertas que le hubieran podido garantizar una vida de bienestar y tranquilidad entre la burguesía de la ciudad.