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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Filosofía del conocimiento...

Filosofía del conocimiento

La epistemología de santo Tomás es un desarrollo ulterior de la defendida por Aristóteles. Para ambos el entendimiento toma la forma genérica y substancial de los objetos del exterior (percibida a través de los individuos, plenamente reconocidos por la intencionalidad del esciente) y la abstrae, dando lugar a la especie o universal en acto. En ello radica la diferencia cognoscitiva entre hombre y animal, ya que el universal es un elemento indispensable para toda ciencia, que solo puede alcanzar el hombre.

Así, para Tomás de Aquino, la verdad del intelecto humano se basa en la verdad de las cosas (verdad ontológica). Por eso el ente es ser inteligible. Escribió una reformulación de la opinión de Aristóteles en su Suma teológica como adecuación del entendimiento con la cosa, Adaequatio rei et intellectus,​ lo que se ha llamado impropiamente verdad lógica que hoy llamaríamos verdad semántica o verdad epistemológica.​ Aquino defendió lo que hoy se conoce como la "teoría correspondentista de la verdad".​

La novedad de Tomás en este tema reside en su respuesta al problema de los universales. Dicho problema, mencionado primeramente por Porfirio en su Isagoge, analiza el modo de ser del universal. Ya que esta cuestión es de capital importancia antropológica (Está visto arriba), directa o indirectamente las grandes figuras intelectuales de la Edad Media como Agustín de Hipona, Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Pedro Abelardo o Sigerio de Brabante tomaron postura en la polémica. Tomás adoptó la posición llamada realismo moderado y dio la siguiente solución, destacando tres estados reales del universal:​

● Ante rem (Anteriores a la cosa): En la mente de Dios, por ser Creador del mismo, como arquetipo de los entes de la realidad material.

● In re (En la cosa): Como estructura que conforma la especie de un objeto singular. Está mezclado con la materia, por lo que, como tal, en el aspecto sensitivo es potencial e imperceptible.

● Post Rem (Posteriores a la cosa): Como conceptos lógicos, abstraídos de los entes reales materiales y, necesariamente por lo dicho arriba, inmateriales.

Tomás de Aquino creía "para conocer una verdad, de cualquier orden que sea, el hombre necesita de un auxilio divino mediante el cual el entendimiento sea impulsado a su propio acto". Sin embargo, creía que los seres humanos tienen la capacidad natural de conocer muchas cosas sin una revelación divina especial, aunque tal revelación ocurre de vez en cuando, "sobre todo de las que se refieren a la fe". Pero esta es la luz que Dios le da al hombre según la naturaleza del hombre: "cada forma comunicada por Dios a las criaturas tiene eficacia respecto de un acto determinado, del que es capaz por su propia naturaleza; pero su acción no puede ir más allá a no ser en virtud de una forma sobreañadida, como el agua no puede comunicar calor si no ha sido previamente calentada por el fuego. Así, pues, el entendimiento humano tiene una forma determinada, que es su misma luz intelectual, de por sí suficiente para conocer algunas cosas inteligibles, aquellas que alcanzamos a través de lo sensible".​ Por lo tanto, comprendemos la esencia, quididad, naturaleza o forma de un objeto espiritualmente por un órgano como el ojo, la cual forma una especie inteligible en la memoria al quitar las propiedades que le son accidentales, creándose una "palabra interior" o "concepto" de dicho objeto.