Nicaragua
En Nicaragua, la devoción hacia la Virgen de La Merced o Nuestra Señora de las Mercedes tiene una larga historia que se remonta a 1528 en León Viejo, cuando bajo la administración de fray Francisco de Bobadilla, misionero mercedario natural de La Rioja (fue provincial de los mercedarios en las Indias), se construyó el convento de La Merced, siendo este el primer convento que hubo en la Provincia de Nicaragua; desde entonces el testimonio de amor, fe y devoción por la Virgen de la Merced ha estado latente en la historia del pueblo nicaragüense.
El 17 de julio de 1912 fue declarada patrona de la ciudad de León por Simeón Pereira y Castellón, obispo de Nicaragua, quien a su vez consagró el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de La Merced.
La noche del 23 de septiembre de cada año, en los hogares católicos de la ciudad de León y otras ciudades del país, se encienden velas y se colocan en las puertas y ventanas de las casas. Esta tradición es conocida como la Noche de las velas y se realiza en vísperas de las fiestas de la Virgen de La Merced, así los fieles católicos reafirman su amor a la Bienaventurada Virgen María, agradeciendo los favores recibidos y haciendo nuevas peticiones de bienestar y salud propia, de familiares y amistades.
El 24 de septiembre de cada año, con pañuelos blancos, aplausos y arraigada devoción miles de feligreses acompañan la magna procesión de la imagen de la Virgen de La Merced durante su recorrido por las principales calles de la ciudad. Este cortejo procesional es un acto de gran solemnidad, donde las calles por donde pasa la procesión son arregladas por la población; se aprecian banderines colgantes con los colores de la bandera de la Iglesia católica y de Nicaragua, arreglos florales, decoraciones con globos, mantas, pedestales con imaginería religiosa, así como pequeños altares en las puertas de las casas. Esta procesión es el mayor tributo de devoción, amor, religiosidad y verdadero fervor católico en honor a la Virgen de La Merced que se vive en toda Nicaragua.
En Nicaragua, la devoción hacia la Virgen de La Merced o Nuestra Señora de las Mercedes tiene una larga historia que se remonta a 1528 en León Viejo, cuando bajo la administración de fray Francisco de Bobadilla, misionero mercedario natural de La Rioja (fue provincial de los mercedarios en las Indias), se construyó el convento de La Merced, siendo este el primer convento que hubo en la Provincia de Nicaragua; desde entonces el testimonio de amor, fe y devoción por la Virgen de la Merced ha estado latente en la historia del pueblo nicaragüense.
El 17 de julio de 1912 fue declarada patrona de la ciudad de León por Simeón Pereira y Castellón, obispo de Nicaragua, quien a su vez consagró el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de La Merced.
La noche del 23 de septiembre de cada año, en los hogares católicos de la ciudad de León y otras ciudades del país, se encienden velas y se colocan en las puertas y ventanas de las casas. Esta tradición es conocida como la Noche de las velas y se realiza en vísperas de las fiestas de la Virgen de La Merced, así los fieles católicos reafirman su amor a la Bienaventurada Virgen María, agradeciendo los favores recibidos y haciendo nuevas peticiones de bienestar y salud propia, de familiares y amistades.
El 24 de septiembre de cada año, con pañuelos blancos, aplausos y arraigada devoción miles de feligreses acompañan la magna procesión de la imagen de la Virgen de La Merced durante su recorrido por las principales calles de la ciudad. Este cortejo procesional es un acto de gran solemnidad, donde las calles por donde pasa la procesión son arregladas por la población; se aprecian banderines colgantes con los colores de la bandera de la Iglesia católica y de Nicaragua, arreglos florales, decoraciones con globos, mantas, pedestales con imaginería religiosa, así como pequeños altares en las puertas de las casas. Esta procesión es el mayor tributo de devoción, amor, religiosidad y verdadero fervor católico en honor a la Virgen de La Merced que se vive en toda Nicaragua.