Posteridad
San Juan Eudes, iniciador del culto litúrgico de los Corazones de Jesús y de María, es uno de los grandes maestros de la escuela francesa de espiritualidad del siglo XVII, le debemos un conjunto de obras de las cuales, varias continúan siendo editadas.
En el siglo XVIII, los Eudistas combatieron el jansenismo. Su orden es suprimida en tiempos de la Revolución Francesa, pero reconstituida en 1826.
La casa madre está en Roma. Los Eudistas están presentes en Europa, América, África y Asia (Filipinas).
Un texto de su «Tratado del reino de Jesús» es mencionado en el Catecismo de la Iglesia Católica aprobado por san Juan Pablo II en 1997:
Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y misterios de Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia" [...] Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia [...] por las gracias que Él quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a estos misterios. Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros
San Juan Eudes, iniciador del culto litúrgico de los Corazones de Jesús y de María, es uno de los grandes maestros de la escuela francesa de espiritualidad del siglo XVII, le debemos un conjunto de obras de las cuales, varias continúan siendo editadas.
En el siglo XVIII, los Eudistas combatieron el jansenismo. Su orden es suprimida en tiempos de la Revolución Francesa, pero reconstituida en 1826.
La casa madre está en Roma. Los Eudistas están presentes en Europa, América, África y Asia (Filipinas).
Un texto de su «Tratado del reino de Jesús» es mencionado en el Catecismo de la Iglesia Católica aprobado por san Juan Pablo II en 1997:
Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y misterios de Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia" [...] Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia [...] por las gracias que Él quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a estos misterios. Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros