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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Sacerdocio...

Sacerdocio

En el año 357 regresa a Nacianzo, bautizándose en el 360,​ y en 361 fue ordenado presbítero por su padre, quien quería que le ayudase en la atención de la comunidad cristiana local.​ El joven Gregorio, que había considerado la posibilidad del monacato, se resintió fuertemente por la decisión de su padre de forzarle a elegir entre el sacerdocio o abandonar la familia y llevar una existencia solitaria, lo que consideró un «acto de tiranía».​ Después de dejar su casa, tras unos pocos días, se encontró con su amigo Basilio en Annesoi, donde los dos vivieron como ascetas.​ Sin embargo, Basilio le apremió para que volviera a ayudar a su padre, lo que hizo durante el año siguiente. Al llegar a Nacianzo, Gregorio se encontró con que la comunidad cristiana local estaba dividida por diferencias teológicas y a su padre acusado de herejía por los monjes locales.​ Gregorio ayudó a sanar las divisiones a través de una combinación de diplomacia personal y oratoria, se ordena sacerdote y permanece durante diez años en el lugar.​

Para entonces, el emperador Juliano se había declarado públicamente opuesto al cristianismo.​ En respuesta al rechazo del emperador a la fe cristiana, Gregorio compuso sus Invectivas contra Juliano entre 362 y 363. En ellas, desdeñando la moral y el intelecto del emperador, afirma que la cristiandad superará a los gobernantes imperfectos como Juliano a través del amor y la paciencia. Este proceso tal como está descrito por Gregorio es la manifestación pública del proceso de deificación (theosis), que lleva a una elevación espiritual y unión mística con Dios.​ Juliano decidió a finales de 362 perseguir vigorosamente a Gregorio y sus otros críticos cristianos; sin embargo, el emperador pereció el año siguiente durante una campaña contra los persas.​ Con la muerte del emperador, Gregorio y las iglesias orientales ya no estaban bajo la amenaza de persecución, pues el nuevo emperador, Joviano, era un cristiano declarado y defensor de la Iglesia.​

Gregorio pasó los siguientes años combatiendo el arrianismo, que amenazaba con dividir la región de Capadocia. En el tenso ambiente que se había creado, Gregorio intercedió por su amigo Basilio ante el obispo Eusebio de Cesarea.​ Los dos amigos entraron posteriormente en un periodo de íntima cooperación fraternal al tiempo que participaban en un gran enfrentamiento retórico de la iglesia de Cesarea Marítima provocado por la llegada de consumados teólogos y retóricos arrianos.​ En los posteriores debates públicos, presididos por agentes del emperador Valente, Gregorio y Basilio salieron triunfantes. Este éxito confirmó a Gregorio y Basilio que su futuro estaba en la carrera eclesiástica.​ Basilio, que desde hacía tiempo había mostrado su inclinación hacia el episcopado, fue elegido obispo de la sede de Cesarea de Capadocia en 370.