Esposa de Otón el Grande
Adelaida logró enviar un emisario para acogerse a la protección del emperador Otón el Grande, que mantenía un ejército en Italia. Adelaida y Otón se reunieron en Pavía, la capital histórica lombarda, donde Otón se hizo coronar rey de los lombardos el 23 de septiembre de 951, reforzando su legitimidad al casarse seguidamente (octubre-noviembre) con la propia Adelaida, viuda del último rey legítimo. Berengario aceptó en principio la principalía de Otón y rendirle homenaje a cambio de mantenerse como rey en Italia, como así sucedió.
Otón retornó a Alemania junto con su nueva esposa, donde cimentó la existencia del Sacro Imperio al derrotar a los invasores húngaros en la batalla de Lechfeld (10 de agosto de 955) y al extender los límites de la Francia Oriental hasta más allá del río Elba, venciendo a los obroditas y otros eslavos del Elba en la batalla de Recknitz (16 de octubre de 955). Unos años antes, en 953, la revuelta del hijo del primer matrimonio de Otón (y presunto heredero), Liudolfo, duque de Suabia, contra su padre fue sofocada por este, que le desposeyó de su título ducal. Aunque fue perdonado por el emperador, su padre, perdió su estima y este hecho favoreció la posición de Adelaida y de su descendencia en la corte. Adelaida también consiguió retener toda su dote territorial.
Adelaida acompañó a su esposo en su segunda expedición a Italia, destinada a someter la revuelta de Berengario II y a proteger al papa Juan XII. En Roma, Otón el Grande fue coronado emperador el 2 de febrero de 962 por el Papa Juan XII y Adelaida fue coronada emperatriz en la misma ceremonia (excepcionalmente, pues no fue muy común este ceremonial de doble coronación emperador-emperatriz en el Sacro Imperio Romano Germánico). También acompañó a su esposo Otón en 966 en su tercera expedición a Italia, donde permaneció con él durante seis años.
Adelaida logró enviar un emisario para acogerse a la protección del emperador Otón el Grande, que mantenía un ejército en Italia. Adelaida y Otón se reunieron en Pavía, la capital histórica lombarda, donde Otón se hizo coronar rey de los lombardos el 23 de septiembre de 951, reforzando su legitimidad al casarse seguidamente (octubre-noviembre) con la propia Adelaida, viuda del último rey legítimo. Berengario aceptó en principio la principalía de Otón y rendirle homenaje a cambio de mantenerse como rey en Italia, como así sucedió.
Otón retornó a Alemania junto con su nueva esposa, donde cimentó la existencia del Sacro Imperio al derrotar a los invasores húngaros en la batalla de Lechfeld (10 de agosto de 955) y al extender los límites de la Francia Oriental hasta más allá del río Elba, venciendo a los obroditas y otros eslavos del Elba en la batalla de Recknitz (16 de octubre de 955). Unos años antes, en 953, la revuelta del hijo del primer matrimonio de Otón (y presunto heredero), Liudolfo, duque de Suabia, contra su padre fue sofocada por este, que le desposeyó de su título ducal. Aunque fue perdonado por el emperador, su padre, perdió su estima y este hecho favoreció la posición de Adelaida y de su descendencia en la corte. Adelaida también consiguió retener toda su dote territorial.
Adelaida acompañó a su esposo en su segunda expedición a Italia, destinada a someter la revuelta de Berengario II y a proteger al papa Juan XII. En Roma, Otón el Grande fue coronado emperador el 2 de febrero de 962 por el Papa Juan XII y Adelaida fue coronada emperatriz en la misma ceremonia (excepcionalmente, pues no fue muy común este ceremonial de doble coronación emperador-emperatriz en el Sacro Imperio Romano Germánico). También acompañó a su esposo Otón en 966 en su tercera expedición a Italia, donde permaneció con él durante seis años.