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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Vida...

Vida

Nació en el año 316 en la actual Szombathely, Hungría, en el seno de la familia de un oficial (tribuno) del ejército romano. Unos años después del nacimiento de Martín, su padre recibió el estatus de veterano y se le concedieron tierras en Ticinum (actual Pavía) en el norte de Italia, donde Martín creció y recibió su educación.​

A la edad de 10 años empezó a asistir a la iglesia cristiana, contrariando los deseos de sus padres, y se hizo catecúmeno. El cristianismo había sido autorizado en el 313, teniendo para entonces más fieles en el Imperio oriental, de donde había surgido, y concentrándose en las ciudades, a donde había sido llevado a través de las rutas comerciales por judíos y griegos conversos. Para entonces, el cristianismo estaba lejos de ser aceptado en los círculos más elevados de la sociedad, en tanto que el culto a Mitras era probablemente el favorito entre los miembros del ejército. Si bien la conversión al cristianismo del emperador Constantino y el subsiguiente programa de construcción de templos le dieron un impulso aún mayor a la expansión de la religión, para la época de Martín el cristianismo era todavía una fe minoritaria. Fue bautizado probablemente en el año 334.

Como hijo de un tribuno, Martín estaba obligado a unirse a una ala de caballería.​ A los 18 años de edad (alrededor del 334 o 354), fue apostado en Ambianensium civitas o Samarobriva en la Galia (actual Amiens, Francia). Es probable que se haya unido a la Equites catafractarii Ambianenses, una unidad de caballería pesada que aparece mencionada en el Notitia dignitatum. En tanto la unidad estuvo apostada en Milán y también se le menciona en Trier, es probable que haya sido parte de la escolta de caballería del emperador, que le acompañaba en sus viajes alrededor de Europa.

Sulpicio Severo no incluyó fechas en su cronología, de manera que si bien indicó que Martín estuvo en el ejército por casi dos años después de su bautismo, es difícil determinar exactamente cuándo abandonó el ejército. El historiador Andre Mertens ha afirmado que «[Martín] estuvo en el ejército bajo el mando del emperador romano Constantino II (r. 337-361) y después bajo el mando de Juliano (r. 355-360)».

La leyenda más famosa en torno a su vida sucedería hacia el año 337. Estando Martín en Amiens, encontró cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío; enseguida, sacó la espada, rasgó su capa de soldado y le dio la mitad para que se abrigara, declarándole que no podía dársela entera porque la capa pertenecía al ejército romano, en el que servía.​ Esa misma noche soñó con Jesucristo vestido con la media capa y diciéndole a una multitud de ángeles que le rodeaba: «Martín, siendo todavía catecúmeno, me ha cubierto con este vestido».​ Esta es la escena que iconográficamente se ha preferido para representar a San Martín. Además, a partir de las numerosas iglesias que después reclamarían guardar una reliquia de este trozo de capa, se acabó por popularizar el término capilla en todo el mundo occidental para denominar a los mismos lugares de culto cristiano. Este suceso provocó un cambio profundo en Martín.

Independientemente de las dificultades cronológicas, Sulpicio escribe que justo antes de una batalla en las provincias gálicas en Borbetomagus (actual Worms, Alemania),​ Martín decidió cambiar lealtades (rehusándose a obedecer al anticristiano emperador Juliano) y rechazó su justo pago por salir del ejército, afirmando que «Soy soldado de Cristo, y no me es legal librar batalla». Fue acusado de cobardía y encarcelado, pero para responder a los cargos se ofreció marchar desarmado por delante de las tropas. Sus superiores planeaban aceptar su oferta, pero antes de que pudieran hacerlo los invasores pidieron la paz, la batalla nunca tuvo lugar, y Martín fue dado de baja del ejército, posiblemente alrededor del año 356,​ para poder dedicar el resto de su vida a servir exclusivamente a Cristo.

Martín declaró su vocación y se unió entonces a los discípulos del obispo Hilario en la ciudad de Poitiers, en la provincia romana de la Galia (actual Francia). Hilario y sus discípulos se oponían al arrianismo de la corte imperial. Cuando Hilario fue exiliado de Pictavium (actual Poitiers), Martín emprendió un largo viaje. De acuerdo con Sulpicio, logró convertir a un bandido en los Alpes y confrontó al diablo mismo. Tras un sueño en el que escuchó una voz que le pedía volver a su hogar, cruzó los Alpes, y desde Milán regresó a su pueblo natal, donde consiguió convertir al cristianismo a su madre, pero no a su padre. Mientras estaba en Ilírico se opuso con tanto celo a los arrianos que fue latigado en público y se le obligó a marcharse.​ Al regreso de Iliria a Milán, donde entró en contacto con un grupo de hombres que llevaban una vida de retiro, oración y ascetismo, fue confrontado por Auxencio, el arriano arzobispo de Milán, quien lo expulsó de la ciudad.​ De acuerdo con las fuentes tempranas, Martín decidió buscar albergue en la isla Gallinara, frente a la costa de Génova en el mar de Liguria, donde llevó una vida ascética junto con otro compañero.​ Martín vivió de una dieta de hierbas y raíces silvestres. Se dice que comió eléboro, una planta que no sabía era venenosa. Según una leyenda, estando a punto de morir por haberla ingerido, rezó y fue curado milagrosamente.

Hacia el año 361 se enteró del regreso del obispo Hilario a su sede episcopal, y se trasladó de nuevo a Poitiers para reencontrarse con él. Allí Hilario le ordenó diácono y después presbítero.​ Decidido a llevar una vida religiosa, se instaló en el cercano lugar de Ligugé, donde levantó el primer monasterio conocido de Europa,​ permaneciendo en él durante diez años.​ Martín viajó y predicó por la Galia occidental, existiendo según Sulpicio numerosas leyendas locales sobre sus visitas a estas tierras.