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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: La sucesión...

La sucesión

Comenzando con Guillermo de Malmesbury a principios del siglo XII, los historiadores han especulado sobre las intenciones de Eduardo en relación con la sucesión. Una escuela de pensamiento es compatible con la tesis normanda que propone que Eduardo siempre tuvo la intención de que Guillermo el Conquistador fuera su heredero, aceptando la afirmación medieval de que Eduardo había decidido ser célibe desde antes de casarse, pero la mayoría de los historiadores considera que él esperaba tener un heredero con Edith, por lo menos hasta su pelea con Godwin en 1051. Guillermo puede haber visitado a Eduardo durante el exilio de Godwin y se cree que pudo haberle prometido hacerlo su heredero en este momento, pero los historiadores tienen discrepancias en relación con la seriedad de la promesa o de si más adelante él cambiara de idea.​

Eduardo Etheling, hijo de Edmundo II de Inglaterra, era el más indicado para considerarse el heredero de Eduardo. Tras la muerte de su padre, siendo apenas un niño, fue llevado a Hungría; en 1054, el obispo Ealdred de Worcester visitó a Enrique III, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, para garantizar su regreso, probablemente con el fin de convertirse en heredero de Eduardo. El exiliado regresó a Inglaterra con su familia en 1057, pero murió casi inmediatamente.​ Su hijo Edgar, que entonces tenía cinco años de edad, fue educado en la corte inglesa. Fue designado como Etheling, que significa digno del trono, lo que podría denotar que Eduardo consideraba convertirlo en su heredero y brevemente fue declarado rey después de la muerte de Haroldo en 1066.​ Sin embargo, Edgar no estaba presente en las listas de testigos de los documentos oficiales de Eduardo y no existe evidencia en el Domesday Book de que fuera un importante terrateniente, lo que sugiere que fue marginado al final del reinado de Eduardo.​

Después de mediados de la década de 1050, parece que Eduardo se retiró de los asuntos públicos, se volvió cada vez más dependiente de los Godwin y puede haberse reconciliado con la idea de que uno de ellos sería su sucesor. Los normandos afirmaron que Eduardo envió a Haroldo a Normandía en 1064, con la intención de confirmar la promesa de que Guillermo sería su sucesor. La evidencia más fuerte proviene de un apologista normando, Guillermo de Poitiers. Según su relato, poco antes de la batalla de Hastings, Haroldo envió un emisario a Guillermo, que admitió que Eduardo le había prometido el trono, pero argumentó que el compromiso quedó anulado por la promesa que le hizo a Haroldo en su lecho de muerte. En respuesta, Guillermo no discutió la promesa realizada en el lecho de muerte, pero sostuvo que la promesa previa de Eduardo tenía prioridad.​

Según Stephen Baxter, «el manejo de los asuntos de la sucesión (por parte de Eduardo) fue peligrosamente confuso y contribuyó a una de las mayores catástrofes que los ingleses alguna vez hayan padecido».