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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Maestro de la vida espiritual...

Maestro de la vida espiritual

Alfonso María de Ligorio es considerado uno de los grandes maestros de la vida espiritual de la Iglesia católica,​ y uno de los santos que mayor influencia tuvo en la devoción a María, madre de Jesús. En tiempos en que el miedo constituía el matiz predominante de la espiritualidad, su prédica destacó por enfatizar la misericordia y el perdón de Dios.

Elaboró un sistema de teología moral que recibió el nombre de equiprobabilismo, 9​ sistema que evita los excesos del rigorismo en general (y del jansenismo en particular), así como del laxismo. Se opuso al legalismo estéril y al rigorismo estricto que, según él, cerraba los caminos del Evangelio. Sostenía que tal rigor no se había enseñado ni practicado en la Iglesia. Su sistema de teología moral se caracteriza por su prudencia, evitando el probabilismo y, en especial, el laxismo y su contrario, el rigor jansenista extremo.

Con el fin de obrar lícitamente, en las cosas dudosas deberemos buscar y seguir la verdad: allí donde la verdad no pueda ser claramente hallada, estamos obligados a abrazar al menos la opinión que más se aproxima a la verdad, que es la opinión más probable.

Alfonso María de Ligorio, Theologia Moralis, I, 25

En su Teología Moral, Ligorio enseñó que todos están llamados a la salvación, y que los medios se hallan disponibles para todas las personas. Según él, la salvación no es cuestión de "torturas" o de un cumplimiento legalista de la ley, sino de una vida de amor. El valor de la libertad humana y la importancia de una conciencia individual informada fueron otros temas sobre los que Ligorio puso énfasis. Al mismo tiempo, fue un pionero en resaltar la importancia de tomar en cuenta las circunstancias concretas de una situación a la hora de evaluar la conducta moral.

Las consecuencias que se derivan de esta apología de la conciencia informada son relevantes: Alfonso las resume en dos principios que coloca en la base de su «sistema moral». El primer principio es formulado en estos términos: «De una ley dudosa no puede derivar una obligación cierta» (Theologia Moralis, I, 13). No basta la objetividad de la norma para fundamentar la obligación moral: es necesario que la norma sea conocida, y que toda forma de ignorancia invencible, involuntaria, sea excluida. Aquí se ve cómo para Alfonso los derechos de la conciencia, que es al fin y al cabo la subjetividad personal en su actuación moral, deben ser reconocidos y asimismo defendidos frente a toda concepción meramente legalista y extrínseca de la moralidad de los actos. Es más, esta valoración de la conciencia aparece en la formulación del otro principio, que está en la base del sistema alfonsiano: «La condición de quien posee es mejor: siempre que una ley es dudosa, de ninguna manera obliga al hombre, que permanece exento y libre de la obligación de la ley, pudiendo en tal caso lícitamente hacer uso de su libertad, que verdaderamente posee al ser dudosa la ley» (Theologia Moralis, I, 13). Se perfila así con toda su fuerza el «sistema moral» propuesto por Ligorio: tal sistema se aleja ante todo de la ambigüedad propia de cualquier relativismo moral, que da entrada a las seducciones del laxismo ético, para después proponer aquella solución intermedia entre objetivismo de la ley y arbitrio absoluto de la subjetividad, a la que se denomina «equiprobabilismo», auténtica vía de equilibrio y benignidad.

Bruno Forte

El teólogo redentorista Marciano Vidal García llamó a Alfonso María de Ligorio «el santo del siglo de las Luces», porque su moral no es ajena a los ideales de la Ilustración.​ En igual sentido, Bruno Forte señaló que algunos rasgos de la moral propuesta por Ligorio coinciden con el espíritu nacido de aquel movimiento cultural e intelectual europeo:

1. la promoción de la razón, dando más importancia a la argumentación intrínseca que a los argumentos de autoridad;
2. la aceptación de los datos objetivos de la «experiencia» en oposición a los «prejuicios» como criterios de orientación humana; y
3. la inclinación hacia el valor de la libertad cuando la ley no es cierta.

Junto con Francisco de Sales (1567-1622), Alfonso María de Ligorio puede considerarse uno de los grandes promulgadores de un nuevo tipo de devoción en Europa. En efecto, el siglo XVIII en el cual vivió se caracterizó por ser un período de transición en la historia de la práctica devocional. Tanto Francisco de Sales como Alfonso Ligorio hicieron hincapié en aspectos personales y afectivos en su forma de manifestar su piedad, subrayando el matiz individual en su relación con Dios.