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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: .../...

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Las siguientes operaciones significaron un fracaso para los cristianos: en el fallido ataque a Loja (julio de 1482) murió el maestre de la Orden de Calatrava, Rodrigo Téllez Girón, y en la primavera siguiente tampoco se consiguió tomar Málaga ni Vélez Málaga, cayendo prisioneros importantes nobles, como Juan de Silva, III conde de Cifuentes.​

En abril de 1483, en medio de las disensiones internas, y con el fin de adquirir prestigio, Boabdil intentó sin éxito tomar Lucena con 700 jinetes y 9000 soldados, pero fue derrotado por el conde de Cabra, cayendo prisionero. El destino del Rey Chico fue debatido en un consejo celebrado en Córdoba. El marqués de Cádiz era consciente de las implicaciones en la política interior granadina.

Porque los moros tienen poca fe con sus reyes, e les an tan poco acatamiento, que ligeramente los fazen y desfacen estando libres; mayormente estando presos, según que en diversos tienpos lo avemos visto, e agora veemos en la prisión deste. La qual sabida, luego los más que estauan a su obidiençia tornaron a la del rey su padre, e priuaron al fijo del nonbre de rey que le avían dado.

Fernando del Pulgar

Los Reyes Católicos emprendieron una jugada que demostró ser decisiva: lo liberaron tras asegurarse su alianza, incluyendo el pago de tributos. Desde Almería, hizo la guerra a su padre el sultán Muley Hacén.​ Al poco tiempo (en otoño), Zahara, la plaza que había originado el conflicto, volvió a manos cristianas.​ También tuvo importancia la toma de Tájara durante una vasta expedición de aprovisionamiento a Alhama y de tala de la vega granadina dirigida por el propio Fernando. Su situación frente a Loja la hizo clave en la fase siguiente.​

El resentimiento contra Boabdil repuso a su padre en el trono de Granada y le valió una fatwa o condena por un tribunal compuesto de los más prestigiosos cadíes, muftíes, imanes y profesores el 17 de octubre de 1483, que a pesar de citar gravísimas consecuencias fundamentadas en el Corán, también dejó prudentemente un margen para la reconciliación:

De esto dijo el Enviado de Alá - Alá lo bendiga y salve - «No es otra cosa que la muerte», por lo que significa: destrucción de los musulmanes, incitación al enemigo a extirpar de raíz la flor y nata de los creyentes y violar sus cosas más sagradas, todo lo cual está declarado ilícito en el Libro de Alá, en la sunna de su Enviado - Alá lo bendiga y salve -, y en la opinión unánime de los ulemas, aparte otros peligros evidentes, ya que apoyarse en los infieles y pedirles ayuda cae con toda evidencia bajo la amenaza contenida en las palabras de Alá Altísimo: « ¡Oh, creyentes! No toméis por amigos a los judíos y a los cristianos, porque unos son amigos de los otros. Aquel de entre vosotros que los tome por amigos se convertirá en uno de ellos. Alá no es guía de la gente injusta». Y en estas otras palabras: «Aquel de vosotros que lo hiciere, se apartaría del camino llano».

Haber prestado juramento de fidelidad al príncipe prisionero es obstinarse en los errores y hechos ilícitos a que nos hemos referido e insistir en los crímenes y maldades que ya han perpetrado. Todo aquel que les dé amparo o les ayude de palabra o de obra, presta ayuda a la rebeldía contra Alá Altísimo y se pone en contra de la sunna de su Profeta. Y todo aquel que se complazca en lo que hacen, o desee su victoria, tiene el deseo de rebelarse contra Alá en la tierra de Alá con la más grave de las rebeldías. Esta es la cualificación en tanto persistan en tal conducta.

Ahora bien, si vuelven a Alá y renuncian a la disensión y a la rebeldía en que se encuentran, los musulmanes tienen el deber de aceptarlos, porque Alá Altísimo dice: «Quien después de haber cometido injusticia vuelve a Alá y se enmienda, también Alá se vuelve a él». A Alá pedimos para que nos inspire el recto camino que debemos seguir, nos libre de la maldad de nuestras almas y afiance con bien nuestra concordia. Él, que puede hacerlo, nos valga en ello.

Autores de la fatwa