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LÉXICO: MEDICINA EDUCACIÓN RELIGIÓN DERECHO-POLÍTICA AMOR Y SEXO ECOLOGÍA

LÉXICO

RELIGIÓN

Existen ya muchas explicaciones de este término, pero nunca acaba de quedar explicado satisfactoriamente, por lo que siempre queda la puerta abierta para volver a intentarlo. Es bastante unánime el convencimiento de que la palabra religión procede de re más ligare, (aunque podría ser también de legere -juntar, reunir).

Según el primer supuesto, el significado podría ser el de volver atrás una acción (como en renunciar, rechazar, retirar...), con lo cual religare significaría "desatar", "liberar" (valor suficientemente documentado), o asignando a re valor de repetición, como en redimere ("redimir", "recomprar"), "rehacer", etc., valor igualmente documentado. Y finalmente, si nos acogemos a la etimología de re más legere, el resultado sería "volver a reunir" si asignamos a re el valor de repetición, y "desunir", "relegar", "alejar", "apartar" si le asignamos a re el valor de deshacer, también suficientemente documentados ambos valores. Es decir, que las explicaciones de base etimológica que podamos dar a la palabra religión son contradictorias, con lo cual se neutralizan recíprocamente.

Pero a pesar de ello, y puesto que la tentación es invencible, me apunto a una de las respuestas etimológicas. No porque pueda alegar que sea mejor que las otras, sino porque sirve mejor a mi explicación. Elijo, pues, para religare el significado de "volver a atar", y según esta interpretación de la palabra, la realidad que se escondería tras la palabra religión sería el conjunto de acciones encaminadas a "volver a atar" a la humanidad después de haberse soltado de la Naturaleza.

Resulta, en efecto, que mientras la especie que se convertiría en humana estaba sometida a las reglas del instinto tan firmemente arraigadas como en las demás especies, ni el individuo ni las colectividades (que se moverían entre la horda, la manada e incluso el rebaño) tenían problema alguno de comportamiento. La Naturaleza se imponía sin más. Pero cuando el líder de la horda, la manada o el rebaño decidió hacerse su dueño, y hurtarles a las especies competidoras el tributo de vida que les impuso la naturaleza, se desquició totalmente el sistema de conducta y de vida de la especie.

Para salir del caos fue preciso reconstruir artificialmente el orden natural en que antes estuvieran: así, lo que antes había sido instinto de respeto a la Naturaleza, hubo de convertirse en religión de carácter animista, que por la vía del culto y del temor reverencial, imponía el sometimiento a las fuerzas naturales, sometimiento al que se sustraía en cuanto dominaba esas fuerzas, para ir aceptando sucesivamente el sometimiento religioso a las fuerzas que sobre ella iban quedando.

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