CONCLUSIÓN
El cuadro que ofrece la dispersión de los escarabeos púnicos en la Península Ibérica resulta muy ilustrativo. Además de su destacada concentración en Ibiza, resulta evidente la aparición de varios conjuntos menores en los puertos de las ciudades púnicas, como Gadir, Sexi y Baria, además del santuario de Gorham’s Cave, en Gibraltar y del caso llamativo de Emporion, que se explica por las especiales relaciones de esta ciudad focense con Ebusus. Los restantes hallazgos parecen dibujar el área teóricamente filopúnica de la Hispania prerromana, desde el Sureste hasta el Atlántico, pero con una llamativa concentración en la costa desde Alicante hasta la de Carthago-Nova, que evidencia el área de mayor intensidad de contactos púnicos, probablemente desde Ibiza. Pero, además, estos escarabeos de la zona costera son los que explican la aparición de algunas piezas hacia el interior de la Meseta, hecho que pudiera explicarse por mecanismos comerciales, pero que quizás sea más lógico considerar como un posible testimonio del mercenariado filopúnico entre esas poblaciones de la Meseta Meridional, tal como indican los materiales de la Meseta llegados hasta el Sureste por esa misma vía natural de comunicación con la Meseta (vid. supra).
El cuadro que ofrece la dispersión de los escarabeos púnicos en la Península Ibérica resulta muy ilustrativo. Además de su destacada concentración en Ibiza, resulta evidente la aparición de varios conjuntos menores en los puertos de las ciudades púnicas, como Gadir, Sexi y Baria, además del santuario de Gorham’s Cave, en Gibraltar y del caso llamativo de Emporion, que se explica por las especiales relaciones de esta ciudad focense con Ebusus. Los restantes hallazgos parecen dibujar el área teóricamente filopúnica de la Hispania prerromana, desde el Sureste hasta el Atlántico, pero con una llamativa concentración en la costa desde Alicante hasta la de Carthago-Nova, que evidencia el área de mayor intensidad de contactos púnicos, probablemente desde Ibiza. Pero, además, estos escarabeos de la zona costera son los que explican la aparición de algunas piezas hacia el interior de la Meseta, hecho que pudiera explicarse por mecanismos comerciales, pero que quizás sea más lógico considerar como un posible testimonio del mercenariado filopúnico entre esas poblaciones de la Meseta Meridional, tal como indican los materiales de la Meseta llegados hasta el Sureste por esa misma vía natural de comunicación con la Meseta (vid. supra).
