El precedente de esta figura entronizada puede considerarse las representaciones entronizadas del área sirio-palestina de la Edad del Bronce, como las que aparecen en marfiles de Megiddo (Loud 1939, lám. 4 y 32, no 160; Decamps 1955, lám. 36, no 343) o en el sarcófago del rey Ahiram de Biblos (Montet, 1928, 232-233, lám. 131; Parrot et al., 1975, fig. 77; Gubel, 1987, 37 s., lám. 1; Ferron, 1992; Rehm, 2004, lám. 1-3), por lo que en ocasiones se ha supuesto que pudiera representar a un rey, aunque en tal caso se trataría de un rey divinizado tras la muerte, pues el uso de trono con o sin esfinges es un atributo propio de la divinidad, que utiliza la diosa Astart (Bonet, 1996, 150 s., lám. 5, 6 y 10; Boardman, 2003, no 20/1 s.) y también la diosa Isis aparece normalmente representada en un trono semejante al que ocupa la divinidad representada en el escarabeo de Alconchel (id., 2003, no
10-34 a 10-37, 11-72 a 11-75, 11-83 a 11-113; id., 1984, no 52-55), probablemente Baal.
10-34 a 10-37, 11-72 a 11-75, 11-83 a 11-113; id., 1984, no 52-55), probablemente Baal.