Representa una divinidad masculina sentada en un trono con una lanza o, más bien, un cetro en su mano derecha rematado en una hoja. La divinidad se ha representado hacia la izquierda (fig. 2B), lado que sería el derecho en la impronta real (fig. 2D). Ofrece su cabeza cubierta por un gorro semiesférico, por detrás del cual sobresale una abundante cabellera que no llega a caer sobre los hombros. De su cara se aprecian los ojos, los labios y, probablemente, una barba apuntada.