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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Historia militar...

Historia militar

Varios años después de la segunda guerra púnica, mientras Aníbal era consejero político del Imperio Seléucida, Escipión el Africano fue enviado en misión diplomática por Roma a Éfeso, pero se ignora la fecha exacta de su entrevista, la cual mencionan Plutarco[134] y Apiano:

Se dice que durante uno de sus entretenimientos en el gimnasio, Escipión y Aníbal tuvieron una discusión sobre la cuestión de la competencia de los generales en presencia de numerosos espectadores, y que Escipión preguntó a Aníbal cuál era según él más grande general, a lo que este último respondió: «Alejandro Magno».

Escipión estuvo de acuerdo, poniendo igualmente a Alejandro en primera posición. Después, preguntó a Aníbal a quién colocaría a continuación. Éste respondió que a Pirro, porque consideraba que la primera virtud de un general era la audacia. Precisó que «sería imposible encontrar dos reyes más atrevidos que ellos».

Escipión se sintió algo molesto ante esta respuesta. No obstante, preguntó al cartaginés a quién colocaría en tercera posición, esperando que le concediera ese privilegio. Pero Aníbal respondió: «Yo mismo, en mi juventud he conquistado Hispania y atravesado los Alpes con un ejército, hechos que han sucedido por primera vez desde Heracles. He atravesado Italia y habéis temblado de terror, obligándoos a abandonar cuatrocientas de vuestras poblaciones, y a menudo he amenazado vuestra ciudad con extremo peligro, todo ello sin recibir dinero ni refuerzos de Cartago».

Como Escipión vio que el púnico estaba dispuesto a seguir autopromocionándose, dijo riendo, « ¿en qué posición te colocarías, Aníbal, si no hubieras sido derrotado por mí?» Aníbal notó sus celos y respondió: «En ese caso me habría colocado por delante de Alejandro». De ese modo, Aníbal continuó halagándose, pero se congratuló sutilmente con Escipión, sugiriendo que habría batido a alguien que era más grande que Alejandro.

Tras esta conversación, Aníbal pidió a Publio Cornelio Escipión que fuera su invitado; Escipión se hubiera mostrado encantado, si Aníbal no viviera con el rey Antíoco III el Grande, quien desconfiaba de los romanos. Así, como grandes comandantes que eran, olvidaron su enemistad una vez finalizadas sus guerras.
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