Una receta casi universal para insectívoros se prepara con requesón, queso de Villalón o cuajada, yema de huevo duro, miel y harina de crustáceos, o papillas infantiles enriquecidas con cereales, que forman un magnífico aglutinante. Estas mezclas homogéneamente trabajadas se facilitan dos o tres veces diarias, retirándolas a las seis u ocho horas, e incluso antes, en tiempo caluroso para evitar fermentaciones bacterianas, que podrían hacer peligrar la salud de nuestros pajarillos. Hasta que las aves aprendan a comer solas este alimento se dispondrá en pasta, no muy líquida, sobre recipientes muy visibles desde todos los puntos del jaulón.