Entre irritado y divertido, el viejo rechazó el cuchillo, refunfuñando que o bien su compañero estaba loco o trataba de parecerlo.
El hijo del Visir hizo ver que no oía las palabras del campesino y entró en el pueblo, pasado el cual se encontraba la casa de su compañero. Mientras cruzaban el mercado, que se hallaba muy concurrido, nadie les ofreció cosa alguna, ni les invitó a descansar.
- ¡Qué cementerio más enorme! -exclamó el joven.
" ¿Por qué llamará cementerio a una población tan populosa?", se preguntó el campesino.
El hijo del Visir hizo ver que no oía las palabras del campesino y entró en el pueblo, pasado el cual se encontraba la casa de su compañero. Mientras cruzaban el mercado, que se hallaba muy concurrido, nadie les ofreció cosa alguna, ni les invitó a descansar.
- ¡Qué cementerio más enorme! -exclamó el joven.
" ¿Por qué llamará cementerio a una población tan populosa?", se preguntó el campesino.