Al despertar el día el rey ya estaba allí, y cuando vio el oro quedó atónito y encantado, pero su corazón se volvió más avaricioso. Llevó a la hija del molinero a otra habitación mucho más grande y llena de paja, y le ordenó y le ordenó que la hilara en una noche si apreciaba su vida. La chica no sabía que hacer, y estaba llorando cuando la puerta se abrió de nuevo. El hombrecillo apareció y dijo:
- ¿Qué me darás si hilo esta paja y la convierto en oro? -preguntó él.
-El anillo que llevo en mi dedo -contestó ella
- ¿Qué me darás si hilo esta paja y la convierto en oro? -preguntó él.
-El anillo que llevo en mi dedo -contestó ella