Los ecos se pusieron a trabajar con ahínco y, poco después de los rastrojos sólo quedaba un montón de cenizas y el terreno estaba bien abonado.
“Es un verdadero placer trabajar con ayudantes como éstos”, pensó Hangu muy contento y volvió a casa.
“Es un verdadero placer trabajar con ayudantes como éstos”, pensó Hangu muy contento y volvió a casa.