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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Ya está –dijo cuando la piel empezó a cambiar de color...

Ya está –dijo cuando la piel empezó a cambiar de color por las llamas; pero su padre estaba tan absorto pescando, que le respondió que esperase.
- ¡Ven, corre! –gritó de nuevo el muchacho- ¡Se está quemando!
Pero el padre no le prestó atención. Estaba tratando de pescar otro gran pez, y tenía toda la atención puesta en su tarea, como sólo lo hacen los pescadores de vocación.
El muchacho decidió entonces hacerse cargo de la situación y sacar el pescado del fuego. Lo hizo, pero estaba tan caliente que se quemó los dedos y, sin querer, arrojó el pescado al aire. Éste, al caer, golpeó al muchacho en la cabeza, que por unos momentos quedó cegado por la sacudida y por el humo.