– Pues resulta que ciertas hadas me ha lanzado un encantamiento: mientras estoy dentro de la casa soy hombre, pero cuando salgo fuera me convierto en paloma. Será siempre así hasta que encuentre una muchacha que se quede asomada a la ventana de esta casa durante una año, un mes y un día, sin moverse nunca y con los ojos fijos en la montaña que ves allá arriba.