Me encantaría ir contigo -dijo-, pero ¿cómo conseguiré escapar de la torre? Tú puedes bajar por mi trenza, pero yo no tengo con qué bajan Pensó un momento y añadió: -Ven a verme todas las tardes, y cada vez que vengas, tráeme un poco de hilo de seda. Lo trenzaré y haré una cuerda muy fuerte. Cuando esté terminada, podremos escapar juntos.