—Este roble está hueco. Yo soy ya demasiado vieja y mis miembros están demasiado entumecidos para bajar por él. Pero puedo atarte una cuerda a la cintura y bajarte hasta el cuarto secreto. Allí descubrirás tres puertas. Detrás de la primera puerta hay un baúl de marinero lleno de monedas de cobre. Está guardado por un enorme perro sentado sobre la tapa. Pero no temas. Para abrir el baúl, no tienes más que extender mi delantal sobre el suelo y colocar encima al perro.