El cazador se acostó frente al fogón de la cocina con su oso hecho un ovillo bajo la mesa, y el granjero y su mujer se fueron a dormir.
Al filo de la media noche, se oyeron grandes risotadas y espantosos aullidos en torno a la cabaña.
Al filo de la media noche, se oyeron grandes risotadas y espantosos aullidos en torno a la cabaña.