— ¡Y sólo hace un día que soy rey! —exclamó, llorando—. ¿Qué voy a hacer?
León lloraba porque había dejado escapar al
dragón rojo del libro mágico.
— Se ha ido volando hacia las colinas — se lamentó al ama Felisa.
— Qué desgracia —dijo el ama abrazándole.