- ¿Acaso te has comprado un fusil nuevo, Amadeo? -le preguntó alguien.
-Nooo... -respondió-. Con mi navaja y un pedazo de madera me hice una flauta; eso es todo.
Todos se rieron, imaginándose a Amadeo en las montañas, tocando música para los animales salvajes.
Amadeo miró indignado a su alrededor.
-Cuando soplo en esa flauta, puedo imitar el sonido del animal que quiera: ciervos, leones, osos...
-Farolero... -gritó uno.
-Nooo... -respondió-. Con mi navaja y un pedazo de madera me hice una flauta; eso es todo.
Todos se rieron, imaginándose a Amadeo en las montañas, tocando música para los animales salvajes.
Amadeo miró indignado a su alrededor.
-Cuando soplo en esa flauta, puedo imitar el sonido del animal que quiera: ciervos, leones, osos...
-Farolero... -gritó uno.