- ¡Ja, ja, ja! ¡Basta! ¡Por favor, ja, ja!
- ¡Ya sé lo que decía el cartel! -exclamó Palitroque-. Decía: "Cuidado con los árboles cosquilleros."
Por fin los árboles dejaron de hacerle cosquillas a Tomás. Recuperó el aliento y se enjugó las lágrimas.
- ¿Por qué os reís? -preguntó-. ¿También os han hecho cosquillas los árboles?
-No, es tu falda. ¡Estás tan gracioso! -dijo Palitroque entre carcajadas.
-Soy tan feliz -añadió Tomás-. Por primera vez en mi vida he aprendido a reír. Y todo gracias a vosotros. Pero, Petronila, por favor, quítame estas ropas tan ridiculas.
-Claro -dijo Petronila-.
- ¡Ya sé lo que decía el cartel! -exclamó Palitroque-. Decía: "Cuidado con los árboles cosquilleros."
Por fin los árboles dejaron de hacerle cosquillas a Tomás. Recuperó el aliento y se enjugó las lágrimas.
- ¿Por qué os reís? -preguntó-. ¿También os han hecho cosquillas los árboles?
-No, es tu falda. ¡Estás tan gracioso! -dijo Palitroque entre carcajadas.
-Soy tan feliz -añadió Tomás-. Por primera vez en mi vida he aprendido a reír. Y todo gracias a vosotros. Pero, Petronila, por favor, quítame estas ropas tan ridiculas.
-Claro -dijo Petronila-.