-Está bien, está bien, -contesto Palitroque sacudiéndose su manta de hojas secas-. Vamos, Petronila, tenemos que salir. Deja ya de dormir.
Palitroque se vistió y recogió su sombrero, en el cual dormía Petronila, la araña mágica. Al ponérselo, tiró a Petronila de la cama y ésta se despertó sobresaltada.
- ¡Qué pasa! -gritó.
-Buenos días, Petronila.
Palitroque se vistió y recogió su sombrero, en el cual dormía Petronila, la araña mágica. Al ponérselo, tiró a Petronila de la cama y ésta se despertó sobresaltada.
- ¡Qué pasa! -gritó.
-Buenos días, Petronila.